La tumba de Hetepheres
En 1925, el arqueólogo norteamericano George Reisner halló al pie de la Gran Pirámide de Keops la tumba intacta de la madre del rey
En 1925 se halló, cerca de la Gran Pirámide, la tumba intacta de la reina Hetepheres, madre del faraón Keops.
AprincipiosAprincipios del siglo XX, sobre los monumentos egipcios se cernía una alarmante amenaza de pérdida y destrucción, causada en parte por la actividad de los buscadores de an-tigüedades. an-tigüedades. La meseta de Gizeh era una de las zonas más sensibles. Si no se hallaban objetos antiguos las exploraciones arqueológicas se abandonaban sin más. Los «buscadores de tesoros» estaban ansiosos por encontrar papiros, momias o algún sarcófago para vender a turistas y coleccionistas, dispuestos a pagarles una buena suma por ellos. Era imprescindible tomar medidas al respecto.
Gaston Maspero, director general del Servicio de Antigüedades egipcias, recordaría más tarde su frustración: «Era repugnante observar la velocidad a la que todo se destruía y la poca atención que se prestaba a la conservación». Para poner orden, Maspero invitó a expertos egiptólogos internacionales a trabajar en Gizeh. Así fue como un equipo estadounidense liderado por el eminente arqueólogo George Reisner empezó sus trabajos en el lugar.
Profesor de Egiptología en la Universidad de Harvard y conservador del departamento de antigüedades egipcias del Museo de Bellas Artes de Boston, Reisner era un arqueólogo experimentado y había desarrollado su propia metodología de trabajo. Sus anteriores exploraciones se habían centrado en la antigua Nubia (Sudán) y Palestina. Reisner tenía una gran habilidad para la organización; era un hombre sistemático y metódico, y el candidato perfecto para despejar, limpiar y explorar gran parte de la necrópolis menfita.
Bajo la argamasa
Cuando ya llevaba años trabajando en Gizeh, Reisner hizo uno de los descubrimientos más importantes de su carrera. En realidad, el hallazgo se debió al fotógrafo de su equipo, que el 2 de febrero de 1925, durante los trabajados de limpieza y excavación de la zona este de la Gran Pirámide de Keops, advirtió que el trípode de su cámara fotográfica se
apoyaba en una capa blanca de argamasa. En la zona no había ninguna señal de que bajo tierra pudiera haber alguna construcción; y, sin embargo, alguien había colocado ahí la argamasa.
De inmediato Reisner hizo limpiar la zona y retirar la capa de argamasa. Debajo salió a la luz una estructura rectangular de bloques de piedra caliza. Una vez retirados, apareció una abertura con doce escalones que desembocaba en un pozo.
A unos 7,5 metros había un pequeño nicho sellado con una losa de piedra, donde se depositaron los restos de un sacrificio, entre ellos fragmentos de cerámica, un cráneo de buey, dos jarras de cerveza y los despojos de tres patas de buey envueltas en una estera. También se hallaron dos lascas de basalto negro idénticas al pavimento del templo funerario de la Gran Pirámide, así como un sello de barro con el nombre de Keops inscrito.