Darwin, una obra polémica
«Es sin duda mi obra capital», escribió Charles Darwin en su Autobiografía. Sus palabras aludían a El origen de las especies, el libro que había escrito más de veinte años atrás y que transformó la visión del hombre y la naturaleza
El origen de las especies revolucionó el mundo de la ciencia. Pero las teorías de Darwin sobre la evolución y la selección natural generaron una gran polémica al contradecir los dogmas religiosos.
UnaUna de las obras científicas que más impacto ha tenido en el mundo occidental es On the Origin of Species, que conocemos como El origen de las especies. En realidad, Charles Darwin le dio un título mucho más largo: El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia. En él quedaban claros tanto el fenómeno de la selección natural, base de su teoría de la evolución, como el mecanismo por el que ésta tenía lugar: la lucha por la existencia, que afectaba a todos los organismos. El objetivo fundamental de este libro, publicado en 1859, era resolver un problema científico de su época, el del origen de las especies. Como el propio Darwin reconocería, otros autores antes que él ya habían discutido sobre la posibilidad de que las especies pudieran transformarse, pero ninguno había logrado exponer sus ideas y argumentos en una teoría tan coherente y convincente como la formulada por el naturalista inglés, un científico metódico con una indudable capacidad de observación y síntesis.
Años de reflexión
Entre 1831 y 1836, Darwin había viajado alrededor del mundo a bordo del Beagle, un buque topográfico británico en el que desempeñó la labor de naturalista. Aquel
periplo le ofreció motivos de reflexión: conoció la inmensa riqueza natural del planeta y la increíble diversidad de seres que lo poblaban, y los fósiles que halló en América del Sur y las formaciones geológicas que tuvo opotunidad de estudiar le llevaron a pensar en que ni el mundo ni las especies permanecían inmutables. Cuando volvió a Inglaterra, a los 27 años, procuró anotar sus especulaciones sobre la transmutación de las especies, pero su trabajo de investigación en este campo lo inició a mediados de 1837, cuando abrió el primero de una serie de cuadernos de notas en los que procuró recoger todas las evidencias que le permitieran reflexionar y discutir sobre la cuestión del origen de las especies. Inició sus reflexiones con algunas ideas recogidas de su abuelo Erasmus, pero se centró sobre todo en el estudio de los animales domésticos y las plantas cultivadas. Con paciencia, reunió información de trabajos sobre selección artificial de vegetales y animales, manteniendo correspondencia y conversaciones con criadores de ganado, cultivadores de plantas, jardineros... Así logró disponer de datos sobre organismos sometidos a domesticación. Pensaba que la selección para conseguir razas útiles permitiría entender el proceso por el que aparecían nuevos seres vivos en la naturaleza.
La lucha por la existencia
Fue la lectura del Ensayo sobre el principio de la población, del sociólogo inglés Thomas Malthus, lo que proporcionó a Darwin la clave para aplicar al estado natural el principio de selección que tenía lugar en la domesticación de animales. La clave era un mecanismo que nacía de la lucha por la existencia. En efecto, Malthus sostenía en su libro que si no se tomaban medidas la población humana crecería mucho más