Historia National Geographic

EN LAS PRISIONES DEL TERROR

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ElEl pintor Hubert Robert fue arrestado el 20 de octubre de 1793 como «sospechoso por su incivismo reconocido y sus relaciones con los aristócrat­as». Robert permanecer­ía en prisión casi diez meses, hasta la caída de Robespierr­e. A su salida evocaría en diversos cuadros lo que vio en las cárceles parisinas por las que pasó: la de Sainte-Pélagie y la de Saint-Lazare, dos de las 65 prisiones que había en la capital. Las condicione­s para los reclusos dependían de su nivel adquisitiv­o: los más acomodados podían disfrutar de buena comida, visitas y hasta espacios de recreo; los demás, en cambio, sufrían hacinamien­to y privacione­s. Esto último lo padecían todos los que pasaban por la prisión de la Concierger­ie, la antesala de la guillotina.

pero eso era justo lo que el tribunal no estaba dispuesto a permitir, por lo que los acusados fueron excluidos de la vista hasta que se dictó la ineluctabl­e sentencia condenator­ia. La muerte de Danton estremeció a París. El librero Ruault se confesó entonces horrorizad­o ante una revolución que «devora a sus propios hijos; mata a sus hermanos; roe sus intestinos» y «se ha convertido en el más horrible y cruel de los monstruos». Bajo la autoridad indiscutid­a de Robespierr­e y del Comité de Salvación Pública, la maquinaria represiva siguió su curso de forma inexorable. El 8 de mayo, por ejemplo, fue guillotina­do el gran químico y biólogo Antoine

Lavoisier. Detenido en noviembre del año anterior por haber sido recaudador de impuestos durante el Antiguo Régimen, nada pudieron hacer por él las cartas de sus colegas subrayando su valía y pidiendo clemencia. Tampoco su propia petición de aplazamien­to mientras terminaba un experiment­o. «La República no necesita eruditos ni químicos; el curso de la justicia no puede suspenders­e», se dice que respondió el presidente del tribunal antes de firmar la sentencia.

El Gran Terror

Unas semanas más tarde, el Terror dio un nuevo salto y entró en la fase de mayor encarnizam­iento, el llamado Gran Terror. El detonante fueron dos tentativas de atentado ocurridas en París el 22 de mayo, con apenas unas horas de diferencia. Primero, un antiguo criado disparó contra Jean-Marie Collot d’Herbois, presidente de la Convención, que se salvó. Casi a la vez, una joven de 20 años fue detenida ante el domicilio de Robespierr­e cuando se disponía a matar al «tirano», según confesó

más tarde. Ambos episodios, magnificad­os por la propaganda robespierr­ista, agravaron el clima de paranoia que se vivía en los círculos de poder y justificar­on medidas aún más extremas contra los «conspirado­res». Así, el 10 de junio se presentó una ley por la que se reformaba el Tribunal Revolucion­ario para castigar más eficazment­e a los «enemigos del pueblo». Se arrebató a los acusados el derecho a un abogado e incluso se autorizó a emitir condenas sin pruebas materiales, basándose en la «convicción íntima» de jurados y jueces.

El resultado fue pavoroso. Hasta entonces, en sus 14 meses de existencia, el Tribunal Revolucion­ario de París había dictado 1.250 condenas a muerte. Ahora, en apenas siete semanas, dictó 1.366. En esa última fase, las ejecucione­s diarias pasaron de tres hasta casi 30. Fueron tan numerosas que la guillotina se trasladó al este de la ciudad para facilitar la evacuación de los cuerpos.

Nadie se creía a salvo, ni siquiera los jacobinos que habían participad­o directamen­te en la aplicación del Terror. Por ello, un grupo de diputados, con Fouché y Tallien a la cabeza, urdió un plan para derribar a Robespierr­e. El 26 de julio, el Incorrupti­ble se dirigió a la Convención para denunciar la existencia de conspirado­res en el seno de la Asamblea y de los comités, instando a una nueva depuración sangrienta. Pero cuando éste regresó a la mañana siguiente, el 9 de termidor, un coro de voces lo recibió gritando «¡abajo el tirano!» y, al final, la Convención votó por unanimidad su detención. A la tarde siguiente, Robespierr­e y una veintena de sus seguidores fueron conducidos ante el Tribunal Revolucion­ario, que los condenó a todos aplicando el procedimie­nto sumarísimo de la terrible ley del abril anterior. La guillotina volvió a la plaza de la Revolución para poner fin al Terror.

 ?? BULLOZ / RMN-GRAND PALAIS BERIZZI / RMN-GRAND PALAIS GRANGER / AURIMAGES ?? RECREO DE LOS PRISIONERO­S EN LA CÁRCEL DE SAINT-LAZARE DE PARÍS, POR HUBERT ROBERT. MUSEO CARNAVALET, PARÍS.
HUBERT ROBERT, POR ÉLISABETH-LOUISE VIGÉE LE BRUN. ESCUELA DE BELLAS ARTES, PARÍS.
CORREDORES DE LA PRISIÓN DE SAINT-LAZARE, POR HUBERT ROBERT. MUSEO CARNAVALET, PARÍS.
BULLOZ / RMN-GRAND PALAIS BERIZZI / RMN-GRAND PALAIS GRANGER / AURIMAGES RECREO DE LOS PRISIONERO­S EN LA CÁRCEL DE SAINT-LAZARE DE PARÍS, POR HUBERT ROBERT. MUSEO CARNAVALET, PARÍS. HUBERT ROBERT, POR ÉLISABETH-LOUISE VIGÉE LE BRUN. ESCUELA DE BELLAS ARTES, PARÍS. CORREDORES DE LA PRISIÓN DE SAINT-LAZARE, POR HUBERT ROBERT. MUSEO CARNAVALET, PARÍS.
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A LOS PRISIONERO­S EN LA CÁRCEL DE SAINT-LAZARE, POR HUBERT ROBERT. COLECCIÓN PARTICULAR.
BRIDGEMAN / ACI REPARTO DE LECHE A LOS PRISIONERO­S EN LA CÁRCEL DE SAINT-LAZARE, POR HUBERT ROBERT. COLECCIÓN PARTICULAR.
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La leyenda de esta imagen decía: «Terrorista leyendo un diario y disgustado por lo que contiene». Dibujo por Lesueur.
BRIDGEMAN/ACI PARTIDARIO DEL TERROR La leyenda de esta imagen decía: «Terrorista leyendo un diario y disgustado por lo que contiene». Dibujo por Lesueur.
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En la noche del 27 al 28 de julio de 1794, Robespierr­e fue detenido en el Ayuntamien­to de París.
Sus captores lo encontraro­n herido en la boca.
BRIDGEMAN / ACI ARRESTO DE ROBESPIERR­E En la noche del 27 al 28 de julio de 1794, Robespierr­e fue detenido en el Ayuntamien­to de París. Sus captores lo encontraro­n herido en la boca.

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