La guerra tepaneca
En 1428, varias ciudades del valle de México se rebelaron contra el dominio de los tepanecas de Azcapotzalco. Entre ellas estaba la capital de los aztecas, Tenochtitlán
En 1431, tras una cruenta guerra, los aztecas arrebataron el control del valle de México a los tepanecas.
EnEn los primeros años del siglo XV, el valle de México, la región que pronto se convertiría en corazón del Imperio azteca y que Hernán Cortés conquistaría en 1519, estaba dominado por la ciudad de Azcapotzalco. Situada a orillas del lago Texcoco, era la base de poder del pueblo tepaneca, que bajo el largo reinado de su huey tlatoani o emperador Tezozómoc había extendido su hegemonía sobre un amplio territorio en torno al lago. Varias ciudades de la zona quepa daron reducidas a la condición de tributarias, e incluso pasaron a manos de hijos o parientes de Tezozómoc después de conflictos sangrientos.
Una de ellas era Texcoco, situada en la orilla opuesta del lago. Su gobernante, Ixtlilxóchitl, fue el mayor competidor político de Tezozómoc hasta que en 1418 éste lo hizo asesinar. El crimen, sin embargo, no acabó con el desafío de los texcocanos. El hijo adolescente del soberano difunto, Nezahualcóyotl, había contemplado –escondido en la code code un árbol– cómo mataban a su padre, tras lo cual logró escapar y se preparó para vengar aquella muerte y recuperar el trono de Texcoco.
La conjura desbaratada
Tezozómoc puso precio a la cabeza del príncipe Nezahualcóyotl. Estaba tan obsesionado con él que poco antes de morir tuvo un sueño en el que vio claramente cómo el joven, convertido en águila y jaguar, destruía todo lo que él había conseguido durante su reinado. Agitado y espantado, y sabiendo que
su muerte estaba cerca, Tezozómoc convocó a tres de sus hijos: Maxtla, Tayauh y Cuacuapitzáhuac. Les explicó el sueño y les instó a que, «si ellos querían ser señores del imperio, matasen a Nezahualcóyotl cuando viniese a las honras de su muerte, que sería muy pronto, porque él se hallaba muy a lo último de sus días», cuenta Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, cronista del siglo XVII y descendiente de los gobernantes de Texcoco.
En la misma reunión, Tezozómoc anunció una decisión que tendría graves consecuencias: había elegido a Tayauh como su sucesor. A los pocos días, Tezozómoc falleció en su palacio, «desamparado de la naturaleza humana como hombre que había vivido muchos años». Corría el año 1426, y hacía más de medio siglo que el difunto soberano ocupaba el trono de los tepanecas.
La conjura desbaratada
En contra de la voluntad del rey fallecido, fallecido, quien ocupó el trono de Azcapotzalco no fue Tayauh, sino su hermano Maxtla, que alegó que como primogénito tenía mayor derecho a la sucesión. El golpe palaciego de Maxtla tuvo repercusiones en todo el valle de México, principalmente a causa de la reacción de los aztecas. Este pueblo guerrero, también llamado mexica, se había asentado desde principios del siglo XIV en unos islotes del lago Texcoco, donde erigieron su capital: Tenochtitlán.
Antes los mexicas debieron obtener el permiso del señor de Azcapotzalco, a cambio de lo cual quedaron obligados a entregar un tributo.
Cuando Maxtla accedió al trono, el gobernante mexica Chimalpopoca decidió apoyar abiertamente a Tayauh, el heredero designado por Tezozómoc. Las crónicas cuentan que Chimalpopoca invitó a Tayauh a su palacio y lo animó a asesinar a su hermano para recuperar el trono de Azcapotzalco. Sin embargo, el príncipe tepaneca había llevado consigo un paje enano, el cual escuchó la conversación y, cuando volvió con
Tayauh a Azcapotzalco, se apresuró a contar a Maxtla lo que había oído. Éste «determinó en su corazón hacer aquello mismo que a su hermano habían aconsejado contra él, para quedarse señor del imperio». De hecho, Maxtla decidió matar no sólo a su hermano, sino también a sus aliados: Chimalpopoca y el gobernante de Tlatelolco, una ciudad vecina a la capital mexica.
Las fuentes divergen sobre el modo en que murieron los rivales de Maxtla. Según unos, Chimalpopoca fue apresado y se le dejó morir de hambre en prisión, mientras que otros afirman que lo asesinaron en una sala del templo, en Tenochtitlán, de un golpe en la cabeza, o bien que fue estrangulado en sus aposentos privados. En cuanto al señor de Tlatelolco, fue ahorcado o bien lo alancearon cuando huía de sus asesinos en una canoa. Maxtla encargó este trabajo sucio a esbirros de una ciudad aliada, Tlacopán. Pese a
Maxtla, rey de Azcapotzalco, apresó al jefe de los aztecas y lo dejó morir de hambre en prisión