EN TIERRA DE LEONARDO Y DE MIGUEL ÁNGEL
omo Giovanna da Montefeltro dijo en su carta a Pier Soderini, Rafael deseaba ir a Florencia «para aprender». En aquella ciudad se encontraban muchas obras de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, y el joven Rafael estaba muy interesado en los revolucionarios experimentos que estaban realizando los dos artistas. Por ejemplo, pudo admirar la Batalla de Anghiari de Leonardo, que reprodujo en algunos folios que hoy se conservan en Oxford. En el período florentino, Rafael realizó sobre todo retratos y cuadros de la Virgen como La bella jardinera, que revelan un atento estudio de las obras de Leonardo.
El Traslado de Cristo
El entusiasmo de Rafael por Florencia no le hizo descuidar su relación con Perugia. Una dama de esta ciudad, Atalanta Baglioni, le encargó un retablo en memoria de su hijo Federico, llamado Grifonetto, que había perdido la vida durante una conjura en 1500. La obra, terminada probablemente a finales de 1507 y destinada a la capilla de los Baglioni en la iglesia de San Francesco al Prato, representa el traslado de Cristo al sepulcro. A la derecha, la Virgen se desmaya a causa del dolor (alusión al sufrimiento de la madre y la esposa de Grifonetto). Una de las mujeres que la sostienen realiza un movimiento peculiar con la espalda, muy similar al de la Virgen en el Tondo Doni de Miguel Ángel. Rafael hizo dos retratos para los cónyuges Doni, y posiblemente pudo estudiar de cerca la obra de Miguel Ángel. Grifonetto es representado como el joven de la derecha que transporta a Cristo. El retablo se hizo famoso en poco tiempo, y en 1608 se llevó en secreto a Roma para enriquecer la colección del cardenal Escipión Borghese.