EL LIBERADOR
SEGÚN LAS CRÓNICAS, la fiera fue abatida por Jean Chastel de un tiro en el omóplato y fue rematada por una jauría de perros. El mismo Chastel llevó el cuerpo a París para su estudio, pero llegó a la capital en avanzado estado de putrefacción y se decidió enterrar los restos sin examinarlos a fondo.
MONUMENTO ERIGIDIO A JEAN CHASTEL EN SU LOCALIDAD NATAL.