COMPAÑEROS DE ESCUELA
Con 13 años, Alejandro se instaló en Mieza junto con otros jóvenes, como Hefestión, para asistir a las clases que Aristóteles impartía en el ninfeo (arriba).
CuentanCuentan las crónicas que tras la victoria sobre el rey Darío III en Issos, Alejandro y Hefestión fueron a la tienda donde estaban prisioneras las mujeres de la corte persa. Al verlos entrar, Sisigambis, madre del soberano, hizo las reverencias acos-tumbradas acos-tumbradas ante Hefestión, quien tenía una planta más apuesta que la del monarca macedonio. Alertada por sus eunucos, la mujer se arrojó a los pies de Alejandro suplicándole perdón por el error, pero él, ayudándola a levantarse, le dijo: «Madre, no te has equivocado: también éste es Alejandro». Desconocemos si el episodio fue real, pero pone de manifiesto la intensa complicidad que existía entre ambos personajes. El historiador Diodoro de Sicilia afirmó con rotundidad que Alejandro amó a Hefestión más que a ningún otro de sus amigos.
Juventud compartida
Hefestión era hijo de Amíntor, noble macedonio perteneciente a una familia de posible origen ateniense. Desconocemos la raíz de su profunda amistad con Alejandro, ya que las fuentes son parcas en datos. Entre las cartas escritas por Aristóteles, que recogió en su obra Diógenes Laercio, hay una dirigida a Hefestión, lo cual quiere decir que éste y el filósofo se conocían. Es probable que su relación se remontara a los tiempos en que Alejandro y otros jóvenes nobles se educaron con Aristóteles en Mieza. Si fue así, la amistad