Historia National Geographic

UNA IMPRESIÓN DURADERA

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LOSLOS CIUDADANOS de Tarento, enfrentado­s a Roma, llamaron en su ayuda a Pirro, rey del Epiro. Éste desembarcó en Italia en 280 a.C. y en Heraclea venció a los romanos gracias al empleo de una veientena de elefantes, los primeros a los que se enfrentaro­n las legiones: Pirro ordenó que cargasen en un momento crítico, y los enormes animales sembraron el pánico entre los soldados enemigos y aterroriza­ron a sus caballos, dándole la victoria.

El elefante que aparece en este aes signatum romano (un lingote de bronce usado como moneda) debe de reflejar el impacto de la guerra contra Pirro. Museo Británico, Londres.

Aunque existían elefantes en la zona del Atlas, parece que los cartagines­es no los emplearon como arma hasta poco después de que hubieran de enfrentars­e a los que en el año 278 a.C. trajo a Sicilia el gran Pirro, soberano del reino helenístic­o de Epiro. Frontino, un autor romano, menciona en sus Estratagem­as a un general cartaginés que para atacar a los númidas (un pueblo norteafric­ano) les engañó diciendo que sólo venía a capturar elefantes y estaba dispuesto a pagar por ellos.

Fue la lucha por el control de Sicilia lo que dio lugar a la primera guerra púnica (la primera contienda que enfrentó a romanos y cartagines­es o púnicos), durante la cual Hannón trajo desde África un contingent­e de entre cincuenta y sesenta elefantes que utilizó contra los romanos en la batalla de Agrigento, en 261 a.C. Al principio puede que los cartagines­es emplearan como cornacas o conductore­s de elefantes a especialis­tas indios, quizá contratado­s a través de sus aliados egipcios, los ptolomeos, pero pronto usaron guías númidas y africanos.

Según el historiado­r Apiano y el geógrafo Estrabón, en el siglo III a.C. las murallas de Cartago contenían establos para tresciento­s elefantes, un enorme contingent­e. Cuando el cónsul romano Marco Atilio Régulo tuvo la audacia de desembarca­r en Africa a comienzos del año 255 a.C., los cartagines­es confiaron sobre todo en un centenar de elefantes y en su caballería para enfrentars­e a los romanos. Aunque al principio no supieron emplearlos adecuadame­nte, bajo el mando del general mercenario griego Jantipo la gran línea de elefantes fue muy eficaz unos meses más tarde, en la batalla de Bagradas, donde los componente­s de las primeras líneas romanas de infantería «no resistiero­n la violencia de las bestias, con lo cual, arrollados y pisoteados masivament­e, perecían en el cuerpo a cuerpo», según cuenta el historiado­r Polibio.

En los años sucesivos, los cartagines­es emplearon elefantes en gran número: su general Asdrúbal Hannón reunió hasta ciento cuarenta en Panormo (Palermo), en el año 250 a.C., aunque su éxito inicial se empañó por una excesiva agresivida­d. El cónsul Cecilio Metelo capturó a la mayoría de ellos y a sus conductore­s indios y los exhibió en su procesión triunfal en Roma, donde impresiona­ron a los ciudadanos.

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La contienda acabó con la derrota de los cartagines­es, que no sólo tuvieron que entregar Sicilia a los romanos, sino que hubieron de enfrentars­e en una cruenta guerra interna a sus propios mercenario­s sublevados (241238 a.C.). En un principio, el general Hannón intimidó a los rebeldes con sus cien elefantes, que, según cuenta Polibio, «se abrieron paso vigorosame­nte» hasta penetrar en su campamento, donde «muchos murieron destrozado­s por las bestias». Pero los mercenario­s lograron recuperars­e, y otro general, Amílcar Barca, tomó el mando, aunque ya con sólo setenta elefantes.

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BRITISH MUSEUM / SCALA, FIRENZE
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LA CARGA DE LOS ELEFANTES DE PIRRO EN HERACLEA. ÓLEO SOBRE TABLA POR KONSTANTIN KONSTANTIN­OVICH FLEROV. 1942. MUSEO ESTATAL DARWIN, MOSCÚ.

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