EXTERIOR DE LA MEZQUITA-CATEDRAL
Las obras de la catedral se prolongaron durante varias décadas. Hernán Ruiz I incorporó un entablamento plateresco sobre las arcadas del crucero, mientras que a su hijo, Hernán Ruiz el Joven, se debe el alzado de la cabecera y de los brazos del crucero, así como la bóveda de la cabecera de la Capilla Mayor, decorada con lacerías góticas y temas marianos. Tras la muerte de Hernán Ruiz II en 1569, la construcción del crucero quedó paralizada durante treinta años. Se reanudaría a finales del siglo XVI, en tiempos del obispo Francisco Reinoso. Juan de Ochoa, que ocupaba entonces el cargo de maestro mayor, cubría el espacio con bóveda de cañón rebajado, decorada por Francisco Gutiérrez Garrido con yeserías que muestran una interesante decoración.
Otro nuevo espacio dedicado al culto fue la Capilla del Sagrario Nuevo, que se situó en el ángulo sureste del conjunto arquitectónico, con una portada obra de Hernán Ruiz III. Las pinturas murales del interior de esta capilla, realizadas en 1583 por el italiano César Arbasia, ilustran un discurso de exaltación a la Eucaristía y glorificación de los mártires cordobeses elaborado por el humanista cordobés Ambrosio de Morales.
Las capillas barrocas
Otra transformación muy visible del edificio fue la de la torre campanario. Cabe recordar que, tras la consagración de la antigua mezquita en templo cristiano, su alminar quedó convertido en campanario. En 1589 un terremoto dañó considerablemente su estructura, por lo que hubo de edificarse una nueva torre envolviendo parte de los restos del antiguo alminar. La torre se realizó según un proyecto de Hernán Ruiz III, y quedó coronada por una escultura de San Rafael, obra de Pedro de la Paz y Bernabé Gómez del Río.
Por otra parte, durante la época renacentista y barroca la mezquita-catedral se enriqueció con nuevas capillas privadas, algunas de gran suntuosidad. Entre 1679 y 1682 Melchor de Aguirre labró en mármoles la capilla de la Concepción, en el flanco oeste del templo, dotada por el obispo fray Alonso de Medina Salizanes para su enterramiento. Asimismo, entre finales del XVII y principios del XVIII