Historia National Geographic

PALACIO DE SANSSOUCI

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Podría decirse que Voltaire fue un apátrida, si no fuese porque su patria fue siempre la lengua, y en aquellos momentos en el castillo de Sanssouci, sede de la corte del monarca prusiano, sólo se hablaba francés. El joven rey componía sus versos siguiendo a Racine y Corneille, que Voltaire le corregía meticulosa­mente (limpiaba la ropa sucia del rey, decía a sus colegas, sin poder contener su lengua). Pero pronto descubrió que si Luis XV era sensible a los halagos, Federico el Grande aún lo era más, y que aquella corte, donde se había reunido a filósofos y matemático­s de cierto renombre –entre ellos, los franceses Maupertuis, La Mettrie y el marqués de Argens–, era también un auténtico nido de envidias. El despotismo ilustrado en su estado más puro.

El escándalo Calas

Durante su estancia en Prusia, su relación con Federico el Grande se deterioró de tal modo que incluso llegó a temer por su vida. Cuando consiguió escapar de la corte alemana se refugió en el País de Gex, una tierra franca entre Francia y Suiza. Como un monarca de su pequeño reino, llevó a cabo allí su sueño ilustrado, promoviend­o el progreso y bienestar del pueblo de Ferney. Voltaire había vencido a todos, y su fama de garante de la justicia y de la libertad fue creciendo de tal forma que, al poco, ya era como conocido como Le roi Voltaire.

Desde esta posición recibió, con espanto e indignació­n, el proceso contra la familia Calas. Jean Calas era un próspero comerciant­e de telas de Toulouse, la ciudad más clerical de Francia. Era protestant­e y tenía cuatro hijos y dos hijas. La noche del 13 de octubre de 1761, el hijo mayor apareció ahorcado en la tienda familiar de ropa. El magistrado que instruyó el caso, dejándose influencia­r por el ambiente antiprotes­tante de Toulouse, concluyó que se trataba de un asesinato, y acusó a la familia de haberlo matado para evitar que se convirtier­a al catolicism­o, como había hecho uno de sus otros hijos. Destacando algunas incoherenc­ias en la declaració­n de los Calas, que intentaba disimular el suicidio de su hijo para así poder darle un entierro digno,

A PESAR DE CASOS

EJECUCIÓN DE CALAS EN LA RUEDA. GRABADO INGLÉS DE 1780. la justicia decidió que el padre, la madre y su hijo debían ser ejecutados. Al final, la sentencia se aplicó sólo al progenitor, que fue descoyunta­do en la rueda, expuesto por dos horas y posteriorm­ente estrangula­do y quemado en la hoguera.

Voltaire asistió espantado al proceso. Empezó a recabar informació­n y realizó una colecta entre sus amigos y conocidos para ayudar a la viuda. Diderot escribía a su amiga Sophie Volland: «Es Voltaire quien ha escrito a favor de la pobre familia. ¡Oh amiga mía! ¡Qué maravillos­o despliegue de la inteligenc­ia! […]. Si Cristo existe, os aseguro que Voltaire se salvará!».

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En la biblioteca de su palacio de Potsdam, Federico II guardaba muchos libros franceses, entre ellos los de su invitado Voltaire.
 ??  ?? tan espeluznan­tes como el de la familia Calas, durante el siglo XVIII en Francia se redujo de manera considerab­le el uso de la tortura. En el período 1750-1780, sobre un total de 6.000 juzgados por el tribunal de Rennes, sólo once fueron sometidos a tortura. Las campañas de Voltaire y otros ilustrados contribuye­ron a esta reducción.
tan espeluznan­tes como el de la familia Calas, durante el siglo XVIII en Francia se redujo de manera considerab­le el uso de la tortura. En el período 1750-1780, sobre un total de 6.000 juzgados por el tribunal de Rennes, sólo once fueron sometidos a tortura. Las campañas de Voltaire y otros ilustrados contribuye­ron a esta reducción.
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