ESPÍA PRUSIANO
LA SÉPTIMA EXPEDICIÓN a África de Frobenius, realizada en 1915, en plena guerra mundial, fue en realidad una misión de espionaje. El objetivo era cruzar Turquía, Palestina y Eritrea hasta llegar a Etiopía, y desde allí sublevar a la población de Sudán contra el dominio británico. Frobenius se vistió de árabe y tomó el nombre de Abdul Karim Pasha, pero fue arrestado por los italianos en Eritrea.
El hallazgo de la cabeza de bronce causó en Frobenius una impresión sobrecogedora. En Ife descubrió un arte de tan bella factura, tan naturalista, estilizado y complejo, que para la mentalidad 1. de la época no podía ser obra de los nativos del lugar. De hecho, Frobenius escribió que le produjo melancolía pensar que aquellos «degenerados» y «débiles de mente», refiriéndose a los yoruba, fueran los guardianes de una obra de arte semejante. Frobenius no sólo no concebía que esas obras fueran una creación yoruba, sino que también consideraba que los yoruba no deberían ser quienes las custodiaran.
Estos pensamientos derivaron en una intrincada teoría. Si los nativos no eran capaces de crear aquel arte, ¿quién lo hizo? Frobenius encontró la respuesta en el antiguo mito griego de la Atlántida, una gran isla poblada por un pueblo de guerreros que, según 2.
Platón, estuvo en el océano Atlántico. La realidad histórica de esta isla había dado lugar a un largo debate entre los estudiosos, y ahora Frobenius aseguraba que había encontrado la solución del enigma gracias a los refinados objetos artísticos que halló en Ife y, en particular, gracias a la Cabeza de Olokun.
La Atlántida
En efecto, el etnólogo elaboró una teoría según la cual, siglos atrás, los yoruba habrían tenido contacto con personas del Mediterráneo, que serían quienes les transmitieron ese saber
Frobenius no creía que los «degenerados» yoruba pudieran crear grandes obras de arte