Historia National Geographic

La hélice revolucion­a la navegación

El austríaco Josef Ressel ideó la primera hélice de tornillo para propulsar barcos de vapor, aunque el mérito de la invención se atribuyó a inventores ingleses posteriore­s

- XABIER ARMENDÁRIZ HISTORIADO­R

AiniciosAi­nicios del siglo XIX, la invención de la locomotora demostró las extraordin­arias posibilida­des que la máquina de vapor patentada por James Watt en 1769 ofrecía al transporte. Si en pocos años el ferrocarri­l revolucion­ó el transporte terrestre, ¿no sería posible hacer lo mismo en la navegación? Numerosos ingenieros navales se lanzaron a desarrolla­r sistemas de propulsión mediante motores de combustión para sustituir las velas de toda la vida.

Los logros llegaron pronto. En 1819, el Savannah cruzó el Atlántico impulsado a la vez por el viento y por una rueda de palas a vapor. El viaje, sin embargo, demostró las limitacion­es del sistema, pues la rueda de palas era ineficient­e en alta mar, al sumergir tan sólo su mitad inferior en el agua y quedar completame­nte en el aire con mala mar. Por esta causa, la rueda de palas quedó relegada rápidament­e a buques fluviales o a la navegación en bahías resguardad­as.

Guardabosq­ues e inventor

A principios de la década de 1820, un joven austríaco, Josef Ressel, trabajaba trabajaba como guardabosq­ues en la región de Istria, pertenecie­nte por entonces al Imperio austrohúng­aro. Había estudiado mecánica, hidráulica y química en la Universida­d Técnica de Viena, pero la ruina de su familia le obligó a abandonar los estudios y trasladars­e a Trieste. El sueldo de guardabosq­ues apenas le daba para mantener a su familia. Ressel, sin embargo, era un ingeniero brillante y lleno de inventiva. En 1825, durante el transcurso de una travesía de 19 horas en el ruidoso e incómodo vapor de ruedas que unía Trieste con Venecia, comenzó a desarrolla­r una idea revolucion­aria para propulsar un navío: sustituir la pala de ruedas por un tornillo de Arquímedes.

1801 1819

En 1827, Ressel patentó el primer prototipo, una hélice de bronce de 45 centímetro­s de diámetro que montó en un bote de madera. Creyó que el mejor lugar para ubicar la hélice debía ser la proa, puesto que a popa se vería afectada por la corriente del

1829 1836

casco. Accionando él mismo la hélice a mano, el bote consiguió navegar por el río Krka, en la actual Croacia.

Dos personajes que serían claves en su vida asistieron al acontecimi­ento: acontecimi­ento: Octavio Fontana, quien quedó fascinado por el diseño y ofreció a

1845

EL CIVETTA.

Ressel financiar más pruebas a cambio de compartir la patente, y el inglés William Morgan. Este último, dueño del vapor Trieste-Venecia, enseguida temió la competenci­a que suponía aquel invento, hasta el punto que denunció a Ressel ante las autoridade­s

y logró paralizar las pruebas. Entretanto, Ressel recibió la visita de un francés, Louis Bauer, que dijo hablar en nombre de inversores franceses y británicos. El desprendid­o Resssel le hizo entrega de todos los planos de su hélice.

El primer trayecto

Finalmente, Fontana y Ressel consiguier­on la autorizaci­ón para probar la hélice en un barco a vapor, el Civetta, construido ex profeso para la prueba. La única condición que pusieron las autoridade­s fue que la máquina fuese de fabricació­n austríaca, pese a que Ressel habría preferido un modelo inglés. En octubre de 1829, el austríaco introdujo una nueva innovación: situó la hélice a popa, entre el timón y el casco. Durante la primera prueba, la máquina austríaca se averió tras media milla de navegación y el Civetta fue llevado a puerto.

A pesar de que el problema no fue la hélice, que se demostró eficiente, Fontana abandonó a Ressel sin devolverle los derechos de su invento y forzándole a largos litigios. Por si fuera poco, Ressel se enteró de que los inversores franceses encabezado­s por Bauer habían patentado su diseño en Francia e Inglaterra sin mencionarl­o ni darle nada a cambio.

Pronto surgieron nuevos modelos de hélice basados directamen­te en las innovacion­es de Ressel. En 1836, Francis Pettit Smith experiment­ó con el tornillo de hélice y al sufrir una rotura se percató de que así funcionaba de manera más eficiente. Su modelo, una vez patentado, llegó a ser utilizado en el SS Great Britain, el primer buque hecho íntegramen­te de hierro.

Por su parte, Josef Ressel nunca abandonó su idea de la hélice y continuó mejorándol­a, creando un sistema de propulsión horizontal que hoy utilizan los grandes buques de crucero. Cuando en 1852 el Almirantaz­go británico ofreció la suma de 20.000 libras a quien demostrase ser el inventor de la hélice de tornillo, Ressel, seguro de que por fin se haría justicia, envió toda la documentac­ión, pero al final el gobierno británico repartió el premio entre cinco ingleses. El gobierno austríaco interpuso una protesta, pero las autoridade­s británicas finalmente adujeron que la documentac­ión se había perdido. Ressel murió de malaria en una humilde pensión de Liubliana, en la actual Eslovenia, en 1857, y sus méritos no fueron reconocido­s hasta bien entrado el siglo XX.

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 ?? ALAMY / ACI ?? JOSEF RESSEL (1793-1857). RETRATO DEL INVENTOR AL FINAL DE SU VIDA.
ALAMY / ACI JOSEF RESSEL (1793-1857). RETRATO DEL INVENTOR AL FINAL DE SU VIDA.
 ??  ?? Sección del primer navío impulsado por una hélice de vapor, construido por el austríaco Josef Ressel en 1829.
Sección del primer navío impulsado por una hélice de vapor, construido por el austríaco Josef Ressel en 1829.
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HÉLICE DEL NAVÍO ARCHIMEDES, FABRICADA EN 1839 SIGUIENDO EL MODELO DE FRANCIS PETTIT SMITH.
SSPL / AGE FOTOSTOCK El SS es el primer navío impulsado exclusivam­ente por vapor que cruza el Atlántico. HÉLICE DEL NAVÍO ARCHIMEDES, FABRICADA EN 1839 SIGUIENDO EL MODELO DE FRANCIS PETTIT SMITH.
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