LA DIOSA QUE MIDE
Ptolomeo III Evergetes realiza la ceremonia de «estirar la cuerda» junto a la diosa de la escritura Seshat, tocada con una estrella de siete puntas. Templo de Horus en Edfú.
MEDICIONES EXACTAS
ElEl emplazamiento de las pirámides no es aleatorio, ya que se ajusta a una serie de requisitos. El primero e inmutable es que, como de hecho eran tumbas, debían ser construidas en la orilla occidental del Nilo, donde muere el dios Sol diariamente y donde los egipcios situaban el Más Allá, la Duat. Además, durante las dinastías IV y V, las pirámides se situaron en puntos desde donde podían mantener una relación visual con el gran templo de Heliópolis, donde se adoraba al dios solar Re. Lógico, si pensamos que las pirámides de caras lisas representaban rayos de sol petrificados que eran el vehículo utilizado por el faraón difunto para acceder al firmamento. No tenemos más que fijarnos en las pirámides de Gizeh, cuyas esquinas sur-este se unen formando una línea imaginaria que apunta precisamente hacia ese santuario. Lo mismo sucede con la línea formada por las esquinas noroeste de tres de las pirámides de Abusir. Cuando ya no hubo lugares adecuados (por las características del terreno o por no considerarse «consagrados»), la conexión visual se
Complejos funerarios
Abajo,
EgiptoEgipto gozaba de una importante ventaja a la hora de erigir grandes edificios: todo el país es una inmensa cantera de piedra caliza, lo que permitía extraer y transportar fácilmente los sillares para las construcciones. De ahí que las canteras siempre se encuentren a unos centenares de metros, como mucho, de la pirámide que se iba a construir. En Gizeh, por ejemplo, el punto de extracción está 600 metros al sur de la Gran Pirámide, justo delante de la pirámide de Kefrén. El volumen de piedra extraído se corresponde con el que se calcula que se utilizó en las pirámides de la meseta. La caliza es una piedra «blanda», que podía trabajarse sin demasiados problemas con las herramientas disponibles en época faraónica: mazas de madera y punzones de cobre. Para extraer los bloques se trazaban en el suelo de la cantera «calles» estrechas que los canteros iban rebajando poco a poco hasta delimitar los sillares. En cambio, para determinados elementos de la construcción –como las paredes de las cámaras funerarias, el sarcófago donde reposaba el faraón, los suelos de los templos y las estatuas que los decoraban–, se utilizaban piedras duras como el granito, el basalto o la diorita, cuyas canteras se encontraban a centenares de kilómetros de distancia. Desde allí, los bloques de piedra eran transportados en barco. Para trasladar los sillares desde las canteras hasta el pie de la pirámide se utilizaban caminos en forma de rampa construidos con este fin, que proporcionaban una superficie más homogénea sobre la que arrastrar los bloques montados sobre trineos de madera. La tracción la proporcionaban los trabajadores del faraón, en ocasiones ayudados por bueyes.