Historia National Geographic

La vida de ultratumba de los vikingos

Valhalla, presidido por Odín, viene a nuestra mente cuando pensamos en las creencias de ultratumba de los vikingos. Pero su mundo espiritual era más amplio, como indican sus mitos y sus rituales funerarios relacionad­os con el más allá

- POR IRENE GARCÍA LOSQUIÑO

Los relatos míticos y los numerosos enterramie­ntos hallados por los arqueólogo­s desvelan cómo era el universo de ultratumba de los vikingos, cuando los guerreros acompañant­es de Odín se adentraban en Valhalla.

LaLa vida después de la muerte es uno de los elementos fundamenta­les de cualquier cultura. La mitología de los pueblos nórdicos en la Edad Vikinga reflejaba una gran variedad de conceptos relacionad­os con el más allá, que incluían diversos espacios físicos donde la existencia continuaba después de la muerte. Hel, Valhalla o Fólkvangr son algunos de estos lugares, que recibían tanto a humanos como a dioses.

«Confuso, el dios Balder se miró el pecho. Ahí, donde nunca nadie había podido causar herida, donde ningún filo de metal podía dejar huella, había quedado ensartada una lanza de madera como si fuese el mástil de un barco. A su alrededor, las caras de los demás dioses, tan llenas de sorpresa como la suya propia, comenzaron a desdibujar­se. ¿Cómo era posible? Él, Balder, el único dios que se cree inmortal, herido de muerte por una humilde lanza de muérdago. Balder, entre resignado e incrédulo, comenzó el camino al más allá».

¿Adónde va un dios nórdico cuando muere? La breve narración anterior refiere la muerte de Balder, hijo de Odín y dios considerad­o tan bello y sabio como inmortal. Y, sin embargo, aun el único dios supuestame­nte a salvo de la muerte puede llegar a morir. Los demás dioses en Asgard –uno de los mundos de la mitología nórdica, en el que viven los dioses– mantienen su longevidad a través de las manzanas mágicas que comen, pero son tan mortales como cualquiera de los

humanos que pueblan Midgard, el nombre del mundo de la humanidad. Y al igual que esa misma humanidad mortal, los dioses no comparten una única localizaci­ón para el más allá: hay una gran variedad de posibles paraísos. Las creencias del pueblo vikingo sobre la vida después de la muerte fueron muy heterogéne­as y cada individuo o familia pudo imaginar que esa etapa transcurri­ría en diversos espacios.

Hel, en el otro mundo

En el caso del dios Balder, su sorpresiva muerte lo lleva a las puertas de Hel, un submundo del que apenas recogemos retazos de informació­n aquí y allí en las fuentes literarias nórdicas. En la gran sala que domina este submundo se sienta la diosa Hel, quien comparte nombre con el lugar que fue enviada a regir. En su trono se sienta, con la mitad de su cuerpo azul noche, para recibir a quienes llegan a su mundo. En el imaginario vikingo, a Hel llegan quienes mueren por enfermedad o vejez, lo que lo convierte en un destino bastante común, aunque queda claro con Balder que morir de un lanzazo también te lleva a sus puertas.

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Con este título, el pintor inglés Frank Dicksee evocaba el tipo de ritual funerario que se creía caracterís­tico de los jefes vikingos. Óleo. 1893. Galería de Arte, Manchester.
BRIDGEMAN / ACI EL FUNERAL DE UN VIKINGO Con este título, el pintor inglés Frank Dicksee evocaba el tipo de ritual funerario que se creía caracterís­tico de los jefes vikingos. Óleo. 1893. Galería de Arte, Manchester.
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