Las tres momias que Loret descubrió en la tumba KV35 habían sido despojadas de sus vendajes por saqueadores de la antigüedad, que también perforaron sus cráneos y les abrieron el pecho para extraer los «escarabajos de corazón», un amuleto funerario que a veces se confeccionaba con ricos materiales. Los análisis de
ADN han permitido vincular sus restos con otras momias y así identificarlos.