PRÍNCIPES E INFANTAS
E l retrato del príncipe Baltasar Carlos a caballo (1634-1635), destinado al salón de Reinos del palacio del Buen Retiro, tiene un importante significado político. En ese espacio de exaltación de la monarquía, el príncipe de seis años figuraba como el heredero, a caballo, con banda, bastón de mando y espada, al estilo de los retratos adultos. La anatomía del caballo podría explicarse por la altura a la que estaba destinada la obra y que exigía una perspectiva determinada. El príncipe Felipe
Próspero (1659) representa al tercer hijo de Felipe IV y su segunda esposa Mariana de Austria, a la edad de dos años. Porta ropas infantiles al estilo del denominado vaquero, de las que penden abalorios y amuletos protectores. Éstos, junto con el perrillo sobre el sillón –que acentúa la ternura y melancolía del retrato–, aluden a la delicada salud del príncipe, que falleció en 1661. La infanta
Margarita en azul (1659), conservado en Viena, fue un regalo nupcial enviado a la corte imperial, donde terminaría residiendo la infanta al contraer matrimonio con su tío, el emperador Leopoldo I. La niña, que contaba ocho años cuando se realizó este cuadro, aparece elegantemente vestida de azul y plata, contrastando estos colores, al igual que su dulce rostro sonrojado y su cabello claro, con los ocres del fondo.