UN PEQUEÑO SACRIFICIO
EN LA NOVELA DE ALCOTT, la familia March pasa grandes estrecheces a causa de la guerra de Secesión. En una ocasión, a fin de que su madre pueda ir a visitar a su padre, Jo decide sacrificar su único tesoro, su cabello, haciendo que se lo corten para luego venderlo (en la época, el cabello natural se usaba para hacer postizos). Su hermana Meg le pregunta: «¿No te dio pena cuando comenzó a cortar?». Y Jo responde: «No. Nunca me aflijo por pequeñeces; pero debo confesar que tuve una sensación extraña cuando vi mi querido cabello extendido en la mesa [...]. Me pareció haber perdido un brazo o una pierna».