EL GRANERO DE ROMA
Escena de cosecha representada en la tumba de Petosiris, de finales del siglo IV a.C., en la necrópolis de Tuna el-Gebel. Petosiris ejerció como sumo sacerdote del dios Toth en Hermópolis Magna.
Roma
Alejandría
CuandoCuando terminó el largo período del Reino Nuevo (15391077 a.C.), Egipto sufrió continuas invasiones extranjeras. Durante el I milenio a.C., reyes de origen libio, nubio, asirio y persa se adueñaron sucesivamente del territorio egipcio, que desde el año 305 a.C. quedó en manos de los Ptolomeos, la dinastía fundada por un general del rey macedonio Alejandro Magno. Pese a su procedencia extranjera, todos estos monarcas adoptaron el ceremonial y las insignias reales propias del monarca tradicional de Egipto: el faraón. Éste también fue el caso del nuevo poder que desde el año 30 a.C. rigió sobre Egipto, el de los emperadores romanos.
Tebas
A diferencia de la dinastía ptolemaica, que había gobernado Egipto desde Alejandría –la nueva capital fundada por Alejandro Magno–, los emperadores romanos reinaron desde la distancia y pocos de ellos pisaron el país del Nilo. Sin embargo, eso no significa que se desentendieran de una provincia que tenía una gran importancia económica para el Imperio, pues era la principal proveedora de grano para Roma. Prueba de ello es que la administración de Egipto quedó en manos de un prefecto nombrado directamente por el emperador y que únicamente respondía ante él, a diferencia de otras provincias en las que los gobernadores eran designados por el Senado. De hecho, ningún oficial de alto rango podía viajar por su cuenta a Egipto sin permiso expreso del emperador a fin de evitar que aprovechara la potencia económica del país para iniciar una sublevación.
El prefecto, que residía en Alejandría, controlaba todos los asuntos judiciales, financieros y militares a través de oficiales especializados que eran ciudadanos romanos. Sólo los cargos regionales y locales estaban en manos de grecoegipcios. Varias legiones (tres después de la conquista, que se redujeron a una desde el siglo II), distribuidas en lugares estratégicos y apoyadas por tropas auxiliares, garantizaban el orden y la defensa del territorio.
Adorados como faraones
Con todo, el dominio de Roma no se basó únicamente en la imposición de administradores foráneos y en la presencia militar. Fue igualmente importante el hecho de que los egipcios identificaran a los emperadores romanos con la figura tradicional del faraón, la cual seguía estando en el centro de la concepción egipcia del mundo. En efecto, el faraón no era simplemente un cargo político, encargado de dirigir la administración