ACTIVIDADES ILEGALES
Edicto publicado en Sevilla en 1822 que establece cómo deben hacerse los registros de casas y comercios donde se sospeche que se realizan actividades de contrabando.
El historial criminal de algunos bandoleros podía ser muy largo. A Manuel Antonio Rodríguez, alias El rey de los hombres, y a su cuadrilla se les imputaron más de un centenar de asaltos que sumaron más de 500 víctimas en el entorno de Madrid. Durante la noche de Reyes de 1793 asaltaron a varios arrieros y transeúntes en el camino de Alcobendas, alguno de los cuales perdió la vida.
Las muertes a manos de los bandoleros no eran habituales, aunque la violencia y la intimidación eran parte inseparable de su oficio y las emplearon de múltiples formas durante sus asaltos. En 1796, el temible Mateo Olmo, José Berros alias Mambrú, Pelayo León y una veintena de compañeros asaltaron los coches de varias personalidades en la Venta del Pozo (cerca de Villodrigo, Palencia); no sólo robaron todas su pertenencias sino que maltrataron a las víctimas de palabra y de obra, golpeando a algunas con sus trabucos.
La actividad salteadora se dirigió también contra las casas de ricos y de curas, así como contra monasterios y oficinas de recaudación de impuestos. Solían ser asaltos nocturnos, perpetrados por cuadrillas grandes y experimentadas, que irrumpían en los pueblos, tomando las calles, abriendo fuego intimidatorio con sus trabucos y lanzando carros contra las puertas de la casa que iban a robar, como hoy se lanzan coches para romper las puertas de las joyerías en los «alunizajes». Algunos de estos robos fueron obra conjunta de varias cuadrillas, que se concertaban por carta o a través de sus colaboradores. En la madrugada del 14 al 15 de abril de 1795, una treintena de bandoleros de varias cuadrillas diferentes cercaron el pueblo Martín Muñoz de las Posadas (Segovia), tomaron las bocacalles y la iglesia y se dirigieron a la casa de un potentado local. Tras abrir a balazos las tres puertas fuertes de la casa, el dueño, postrado de rodillas, debió entregarles más de 35.000 reales y algunas alhajas. Tras el asalto, que apenas les llevó 45 minutos, se marcharon con total tranquilidad.
Represión infructuosa
Las cuadrillas dedicadas al contrabando, que actuaban sobre todo en Andalucía y Extremadura, tenían un tamaño notablemente mayor, de varias decenas de miembros, incluso centenares. El Consejo de Castilla
Los asaltos se desarrollaban en un ambiente violento y de intimidación, aunque las muertes no eran habituales