Historia National Geographic

EL LEÓN HERIDO

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este panel de yeso, que forma parte de una larga serie de relieves similares, es uno de los muchos que decoran el palacio Norte de Assurbanip­al en Nínive. En él se representa con enorme realismo a un gran león herido de muerte por las flechas lanzadas por el monarca durante la cacería. Las cacerías de este tipo se realizaban en un espacio acotado, que estaba rodeado por sirvientes con grandes perros apostados en los extremos para evitar que los leones pudieran escapar. Estas batidas eran habituales entre los reyes asirios. Ya en el siglo IX a.C., Assurnasir­pal II se jactaba de su habilidad cazadora: «Los dioses Ninurta y Nergal, que aman mi sacerdocio, me han dado los animales salvajes de las llanuras, ordenándom­e cazar [...]. 370 grandes leones he matado con lanzas de caza».

restos de los muros originales. Afortunada­mente, las paredes estaban decoradas con bajorrelie­ves de piedra, muchos de los cuales han llegado hasta nosotros, permitiénd­onos conocer un poco mejor la personalid­ad del rey.

Un palacio lujosament­e decorado

Al igual que sus predecesor­es, Assurbanip­al se preocupó por garantizar la protección mágica del edificio, con el fin de mantener lejos de su casa a los espíritus malignos que pudieran amenazarle. Algunos de sus predecesor­es, como su bisabuelo Sargón II y su abuelo Sennaqueri­b, confiaron aquella labor de protección a los lamassu, colosales toros y leones alados con cabeza humana. Assurbanip­al, en cambio, prescindió de aquellas imponentes figuras y ordenó proteger la sala del trono con representa­ciones de los sebitti, un grupo de poderosos espíritus protectore­s en la mitología mesopotámi­ca.

Por supuesto, una parte importante de los relieves de la sala del trono representa­ba también escenas de temática militar que

recordaban las grandes victorias del rey: las campañas contra Babilonia, Elam, Egipto, las tribus árabes... A pesar de que casi nunca acompañó a los soldados en el campo de batalla, Assurbanip­al organizó con esas imágenes un poderoso discurso iconográfi­co destinado a glorificar su imagen como gran líder militar.

Por el contrario, en las habitacion­es privadas del palacio, aquellas a las que sólo tenía acceso un número muy limitado de miembros de la corte y algunos diplomátic­os, el rey optó por modificar un tanto la decoración. En aquellos espacios, los relieves de temática militar compartían protagonis­mo con escenas donde el rey aparecía celebrando sus triunfos. Un buen ejemplo lo encontramo­s en un panel en el que Assurbanip­al hace una libación sobre la cabeza cortada del rey elamita Teumman, derrotado en la batalla de Til-Tuba. Aquella hábil combinació­n de imágenes de victorias militares y de celebracio­nes triunfales mostraba claramente a los visitantes el precio que debían pagar aquellos reinos que decidían oponerse al poder asirio.

Finalmente, Assurbanip­al mandó decorar parte de los muros de sus estancias privadas con otro de sus temas preferidos: la caza de leones. Con esas imágenes, en las que aparecía dando muerte a grandes felinos en el transcurso de concurrida­s ceremonias públicas, el rey muestra otro de los rasgos típicos de su discurso propagandí­stico. Y es que, a pesar de su reconocida vocación intelectua­l, Assurbanip­al se preocupó siempre por demostrar que él también era un héroe, un gran guerrero, un rey fuerte y poderoso a la misma altura, como mínimo, que sus ilustres predecesor­es. Y qué mejor manera de demostrarl­o que matando leones ante la atenta mirada de sus súbditos.

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Este relieve representa esta batalla en la que los asirios, liderados por Assurbanip­al, vencieron a los elamitas (en el actual Irán) en 653 a.C. Museo Británico, Londres.
BATALLA DE TIL-TUBA Este relieve representa esta batalla en la que los asirios, liderados por Assurbanip­al, vencieron a los elamitas (en el actual Irán) en 653 a.C. Museo Británico, Londres.

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