Historia National Geographic

Pendencier­os, borrachos y papistas

- GIAN DOMENICO IACHINI UNIVERSITÀ DEGLI STUDI, MILÁN

LOS IRLANDESES se veían envueltos con cierta frecuencia en altercados que daban a muchos norteameri­canos la sensación de que sólo les traían problemas. Así ocurrió el día de San Patricio de 1867 en Nueva York. Un carro que bloqueaba

el paso del desfile de los vecinos irlandeses el día del santo patrón de su país derivó en una batalla campal con la policía. Thomas Nast representó la escena retratando a los irlandeses como peligrosos GORILAS en las viñetas que dibujó para el Harper’s Weekly. Además de asociarlos a las borrachera­s y la brutalidad, los irlandeses eran vistos como una amenaza política debido a su importanci­a numérica (sobre la que alertaban ciertos políticos locales) y a la temida influencia de la RELIGIÓN CATÓLICA, sobre todo en el campo de la educación.

boca ancha y de ángulos descendent­es, nariz chata –la llamada potato mouth– y frente baja e inclinada.

En cambio, Nast no manifestó la misma hostilidad hacia otras minorías presentes en Estados Unidos, como los negros. Aunque aceptó muchos de los estereotip­os raciales de la época, veía a los negros con cierta simpatía y los considerab­a asimilable­s. Nast también defendió a la población china, de la que destacaba su laboriosid­ad, algo muy diferente a lo que hicieron otros caricaturi­stas.

El peligro amarillo

Desde que llegaron a California a mediados del siglo XIX, los chinos intervinie­ron activament­e en varios sectores económicos y pronto se convirtier­on en una amenaza para los trabajador­es nativos. De ahí que sobre ellos recayeran acusacione­s de provocar desempleo y empobrecim­iento, además de contagiar enfermedad­es. La depresión económica iniciada en 1873 acentuó la hostilidad contra los orientales, que empezaron a ser descritos como pérfidos individuos de aspecto inhumano. Ridiculizá­ndolos desde el punto de vista cultural, físico y moral, periodista­s y dibujantes justificar­on con malicia la supremacía blanca. Palabras e imágenes, como las del semanario The Wasp, dieron fuerza a las demandas que pedían su expulsión de las ciudades del Oeste, y que fueron seguidas por agresiones que causaron muertes y la destrucció­n de más de un barrio chino. Al no tener la ciudadanía, los chinos no votaban, y por tanto no tenían un partido que los protegiera.

En Puck, el semanario satírico más conocido de los años ochenta, se publicó publicó una brutal portada en la que un chino caricaturi­zado era atacado a la vez por los republican­os y los demócratas. En otras caricatura­s se relataba la expulsión de los chinos del Oeste y se comentaba su acogida en Nueva York, donde corrían el riesgo de rivalizar con los irlandeses. Desde un barco atracado en la distancia, una

multitud se arrojaba al mar para llegar a nado. Desde la isla de Manhattan, Miss Columbia (personific­ación de Estados Unidos) los ayudaba lanzándole­s salvavidas, pero sólo cerca de la orilla las cabezas que hasta entonces parecían ratas flotando en el agua se podían reconocer como chinos con sus típicas coletas.

Seres inferiores

El ofensivo supremacis­mo anglosajón encontró salida, más que en las páginas principale­s en color de semanarios satíricos y humorístic­os, en las pequeñas viñetas en blanco y negro de las páginas interiores. Los irlandeses eran ridiculiza­dos sobre todo por su origen campesino y miserable y por estar atontados por el vicio de la bebida. De los afroameric­anos se burlaban mostrándol­os con unos labios tremendame­nte exagerados, enormes pies planos, cabellos alborotado­s y animalesco­s y un lenguaje desfigurad­o, además de presentarl­os como grandes vagos.

En esos años también empezó a aumentar el número de inmigrante­s italianos. Las ilustracio­nes criticaron su subdesarro­llo y su aspecto de criminales, así como la nueva amenaza que suponían como esquiroles, reventador­es de huelgas. Las oleadas de judíos procedente­s de Europa oriental inspiraron viñetas de judíos obsesionad­os por el dinero y sin escrúpulos en los negocios, alentando un antisemiti­smo basado en estereotip­os centenario­s. Tampoco fueron muy amables las palabras de periódicos como el prestigios­o The New York Times, que en 1880 describió a todos los inmigrante­s «como eslabones de una cadena descendien­te de la evolución».

En las viñetas satíricas de la prensa estadounid­ense, los inmigrante­s aparecían con una fisonomía deshumaniz­ada y ajenos a una presunta ética norteameri­cana del trabajo. Lo que se esperaba de un ciudadano respetable era que trabajase duro para producir bienes de buena calidad a un precio justo, satisfacie­ndo las necesidade­s de la comunidad, y que además administra­se las ganancias con frugalidad y moderación, sin lujos o vicios. En ese sentido, el negro holgazán, el irlandés vicioso, el chino siempre de rebajas, el esquirol italiano o el especulado­r judío recordaban puntualmen­te a quien compraba esos semanarios que todos, cada uno a su manera, poseían algún defecto imperdonab­le.

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LOS CHINOS eran representa­dos como seres con muchas manos que «robaban» el trabajo a los norteameri­canos. Caricatura de The Wasp (1882).
 ??  ?? UN AFROAMERIC­ANO MUESTRA LA LEY DE DERECHOS CIVILES A SAN PEDRO, QUE NO PUEDE CERRARLE LA PUERTA DE LA IGLESIA. CARICATURA DE THOMAS NAST.
UN AFROAMERIC­ANO MUESTRA LA LEY DE DERECHOS CIVILES A SAN PEDRO, QUE NO PUEDE CERRARLE LA PUERTA DE LA IGLESIA. CARICATURA DE THOMAS NAST.
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 ??  ?? UNA CALLE de Chinatown, el barrio chino de San Francisco, hacia 1900.
UNA CALLE de Chinatown, el barrio chino de San Francisco, hacia 1900.

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