EN BUSCA DEL VENENO
CientosCientos de autores han achacado la causa de la muerte «prematura» de Napoleón al envenenamiento, y la hipótesis que más fortuna ha hecho es la del arsénico. Es cierto que los más de 70 análisis de cabellos del emperador han revelado elevadas concentraciones de arsénico, pero la misma proporción se encontró en el pelo de su hijo y de su primera esposa Josefina, de los que nadie ha dicho que fueron envenenados. En cuanto a los candidatos, sobresalen dos nombres: Hudson Lowe y Montholon. Pero el inglés no tenía ningún interés en acortar la vida de su prisionero, ya que esto podía malograr su carrera. En cuanto a Montholon, la aventura que el emperador quizá mantuvo con su esposa no parece motivo suficiente para asesinarlo. El especialista Pierre Branda ha concluido que es científicamente imposible demostrar el envenenamiento y que, de haberse producido, los culpables fueron sus médicos.