Trirremes, la flota invencible de Grecia
Las principales ciudades de la antigua Grecia disponían de flotas de guerra compuestas por decenas de trirremes. Cada uno de estos navíos era movido por la fuerza bruta de 170 remeros
Las ciudades griegas convirtieron los trirremes, propulsados por 170 remeros dispuestos en tres filas, en los barcos de guerra más famosos de la Antigüedad. Gracias a ellos, Atenas extendió su dominio en el Mediterráneo oriental.
ElEl amo del mar es el amo de todo». Los griegos estaban convencidos de ello mucho antes de que Cicerón pronunciara estas palabras. En el siglo V a.C., Atenas movilizó todos sus recursos para convertir El Pireo en el puerto militar más importante de toda Grecia. Sus instalaciones nada tenían que envidiar al esplendor de los templos centenarios, pues se diseñaron para albergar la mayor armada del mundo heleno. En sus dársenas descansaban no menos de 300 trirremes, los buques de guerra más famosos de la Antigüedad.
El trirreme fue fruto del continuo desarrollo de la tecnología naval en el mundo griego. En la Ilíada, Homero menciona unas naves llamadas triaconteras, penteconteras y hecatonteras –por el número de remeros que empleaba cada una: 30, 50 y 100–, así como birremes, con dos filas de remeros. Pero fue a comienzos del siglo VII a.C.
cuando la experiencia aplicada a los nuevos avances técnicos propició la aparición de un modelo mucho más avanzado: el trirreme, término derivado del griego trieres, «tres filas de remos». Estos buques eran vistos por los griegos como seres vivos dotados de cierto carácter sagrado. Por ello recibían un nombre, casi siempre femenino. Sus característicos ojos situados a ambos lados de la proa les servían para «encontrar el camino a través del mar», los pescantes que sobresalían del casco eran sus «oídos» y las velas, sus «alas».
Naves resistentes
Más rápidos y estables que sus predecesores, los trirremes se empleaban según la antigüedad y el estado de mantenimiento de cada uno. Los navíos de construcción más reciente se reservaban para los conflictos bélicos, mientras que los más deteriorados se empleaban en tareas de vigilancia y transporte, entre otras. En Atenas había dos trirremes principales, el Salamina y el Paralo, buques insignia de la flota que por su belleza solían emplearse para misiones diplomáticas o rituales, como trasladar a los atletas atenienses que participaban en los Juegos Olímpicos cada cuatro años. Con un mantenimiento adecuado, estas naves podían permanecer en servicio entre 20 y 25 años antes de ser desmanteladas o vendidas como «excedentes de guerra», aunque a veces resistieron más de ochenta años. Su coste de fabricación era muy elevado, pues superaba un talento (6.000 dracmas, aproximadamente 26 kilos de plata); de ahí que se intentara siempre capturar las naves enemigas en combate. El mantenimiento de la tripulación era también muy costoso, pues los salarios mensuales ascendían a otro talento.
Fue la nave por excelencia de la Antigüedad: además de los griegos, la utilizaron otros pueblos mediterráneos como fenicios, cartagineses o romanos. Sus características eran muy similares, excepto algunos elementos.
Cubierta
El trirreme llamado catafracto contaba con una cubierta para proteger a los remeros de las inclemencias y proyectiles. En el afracto, la bancada superior remaba a cielo abierto.
Espolón
El embolos era una pieza de casi 500 kg cubierta de bronce. No sólo servía para embestir, sino también para reducir el empuje de las olas sobre la proa.
Artemón
Esta vela menor descansaba cerca de la proa y facilitaba el control de la dirección. Durante el combate, permanecía desmontada en la bodega para emplearla en la huida si era necesario.
Quilla
Histión
El mástil mayor albergaba una enorme vela cuadrada, el histión, blanca y hecha de cáñamo o lino. Para aligerar el peso de la nave, antes de cada batalla el mástil se dejaba en el puerto.
Era de roble, pues de su resistencia dependía la integridad de la nave, y se extendía por delante de la proa para albergar el espolón.
Popa
La parte superior se construía de forma curvada hacia el interior de la nave, como si fuese una cola de escorpión.
Pasillo
Recorría la cubierta central por encima de los remeros. Acogía al primer oficial, los contramaestres y al jefe de tripulación.
Timón
Dos remos de mayor tamaño y anchura, situados en la popa, hacían las veces de timón. Los manejaba el timonel o kybernetes.
LOS REMEROS
Los tres niveles se alineaban escalonadamente en ambos costados para mejorar su estabilidad. Los talamitas se situaban sobre la base del casco y soportaban las peores condiciones; en el nivel intermedio estaban los zigitas, y en el superior, los tranitas, obligados a realizar el mayor esfuerzo debido a su posición más elevada.
Remos
La longitud de los remos acostumbraba a ser de unos 4,5 metros.