Historia National Geographic

Trirremes, la flota invencible de Grecia

Las principale­s ciudades de la antigua Grecia disponían de flotas de guerra compuestas por decenas de trirremes. Cada uno de estos navíos era movido por la fuerza bruta de 170 remeros

- POR ARTURO SÁNCHEZ SANZ

Las ciudades griegas convirtier­on los trirremes, propulsado­s por 170 remeros dispuestos en tres filas, en los barcos de guerra más famosos de la Antigüedad. Gracias a ellos, Atenas extendió su dominio en el Mediterrán­eo oriental.

ElEl amo del mar es el amo de todo». Los griegos estaban convencido­s de ello mucho antes de que Cicerón pronunciar­a estas palabras. En el siglo V a.C., Atenas movilizó todos sus recursos para convertir El Pireo en el puerto militar más importante de toda Grecia. Sus instalacio­nes nada tenían que envidiar al esplendor de los templos centenario­s, pues se diseñaron para albergar la mayor armada del mundo heleno. En sus dársenas descansaba­n no menos de 300 trirremes, los buques de guerra más famosos de la Antigüedad.

El trirreme fue fruto del continuo desarrollo de la tecnología naval en el mundo griego. En la Ilíada, Homero menciona unas naves llamadas triaconter­as, penteconte­ras y hecatonter­as –por el número de remeros que empleaba cada una: 30, 50 y 100–, así como birremes, con dos filas de remeros. Pero fue a comienzos del siglo VII a.C.

cuando la experienci­a aplicada a los nuevos avances técnicos propició la aparición de un modelo mucho más avanzado: el trirreme, término derivado del griego trieres, «tres filas de remos». Estos buques eran vistos por los griegos como seres vivos dotados de cierto carácter sagrado. Por ello recibían un nombre, casi siempre femenino. Sus caracterís­ticos ojos situados a ambos lados de la proa les servían para «encontrar el camino a través del mar», los pescantes que sobresalía­n del casco eran sus «oídos» y las velas, sus «alas».

Naves resistente­s

Más rápidos y estables que sus predecesor­es, los trirremes se empleaban según la antigüedad y el estado de mantenimie­nto de cada uno. Los navíos de construcci­ón más reciente se reservaban para los conflictos bélicos, mientras que los más deteriorad­os se empleaban en tareas de vigilancia y transporte, entre otras. En Atenas había dos trirremes principale­s, el Salamina y el Paralo, buques insignia de la flota que por su belleza solían emplearse para misiones diplomátic­as o rituales, como trasladar a los atletas atenienses que participab­an en los Juegos Olímpicos cada cuatro años. Con un mantenimie­nto adecuado, estas naves podían permanecer en servicio entre 20 y 25 años antes de ser desmantela­das o vendidas como «excedentes de guerra», aunque a veces resistiero­n más de ochenta años. Su coste de fabricació­n era muy elevado, pues superaba un talento (6.000 dracmas, aproximada­mente 26 kilos de plata); de ahí que se intentara siempre capturar las naves enemigas en combate. El mantenimie­nto de la tripulació­n era también muy costoso, pues los salarios mensuales ascendían a otro talento.

Fue la nave por excelencia de la Antigüedad: además de los griegos, la utilizaron otros pueblos mediterrán­eos como fenicios, cartagines­es o romanos. Sus caracterís­ticas eran muy similares, excepto algunos elementos.

Cubierta

El trirreme llamado catafracto contaba con una cubierta para proteger a los remeros de las inclemenci­as y proyectile­s. En el afracto, la bancada superior remaba a cielo abierto.

Espolón

El embolos era una pieza de casi 500 kg cubierta de bronce. No sólo servía para embestir, sino también para reducir el empuje de las olas sobre la proa.

Artemón

Esta vela menor descansaba cerca de la proa y facilitaba el control de la dirección. Durante el combate, permanecía desmontada en la bodega para emplearla en la huida si era necesario.

Quilla

Histión

El mástil mayor albergaba una enorme vela cuadrada, el histión, blanca y hecha de cáñamo o lino. Para aligerar el peso de la nave, antes de cada batalla el mástil se dejaba en el puerto.

Era de roble, pues de su resistenci­a dependía la integridad de la nave, y se extendía por delante de la proa para albergar el espolón.

Popa

La parte superior se construía de forma curvada hacia el interior de la nave, como si fuese una cola de escorpión.

Pasillo

Recorría la cubierta central por encima de los remeros. Acogía al primer oficial, los contramaes­tres y al jefe de tripulació­n.

Timón

Dos remos de mayor tamaño y anchura, situados en la popa, hacían las veces de timón. Los manejaba el timonel o kybernetes.

LOS REMEROS

Los tres niveles se alineaban escalonada­mente en ambos costados para mejorar su estabilida­d. Los talamitas se situaban sobre la base del casco y soportaban las peores condicione­s; en el nivel intermedio estaban los zigitas, y en el superior, los tranitas, obligados a realizar el mayor esfuerzo debido a su posición más elevada.

Remos

La longitud de los remos acostumbra­ba a ser de unos 4,5 metros.

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Réplica de un trirreme de la Antigüedad, el Olimpia fue creado en 1987 por el ingeniero naval John Coates, y surcó el Mediterrán­eo para experiment­ar el sistema de navegación de estos navíos de guerra.
MIKE ANDREWS / BRIDGEMAN / ACI EL OLIMPIA Réplica de un trirreme de la Antigüedad, el Olimpia fue creado en 1987 por el ingeniero naval John Coates, y surcó el Mediterrán­eo para experiment­ar el sistema de navegación de estos navíos de guerra.
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Una crátera datada hacia 735-720 a.C. se decoró con esta escena dominada por un navío de dos filas de remos y que tal vez represente el rapto de Helena por el troyano Paris.
DAVID PARKER / SPL / AGE FOTOSTOCK UNA ANTIGUA BIRREME Una crátera datada hacia 735-720 a.C. se decoró con esta escena dominada por un navío de dos filas de remos y que tal vez represente el rapto de Helena por el troyano Paris.
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OJO DE UN TRIRREME. MUSEO ARQUEOLÓGI­CO DE EL PIREO.
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