LOS DEVOTOS SERVIDORES DEL DIOS
AUNQUE DE FORMA CONVENCIONAL denominamos sacerdotes a los oficiantes que trabajaban en el culto funerario o en el de los dioses, sería más correcto denominarlos servidores. En Egipto no existía una «Iglesia» que funcionase como un sector independiente y disociado del resto del Estado, sino que los sacerdotes –o servidores– eran una especie de funcionarios privilegiados (el cargo estaba reservado a familias influyentes) que formaban parte de la administración. Una parte de estos servidores estaban adscritos a los templos funerarios fundados por cada faraón. Los templos dependían del gran santuario de Amón en Karnak, pero tenían su propio personal, que se encargaba de las tareas del mantenimiento del culto y de las ofrendas del soberano. Para desarrollar estas tareas, los templos disfrutaban de exenciones fiscales y recibían generosas donaciones a perpetuidad.