¿BRUJAS INFANTICIDAS?
UnUn ejemplo de la actitud moderada del Santo Oficio ante las acusaciones de herejía lo ofrece un caso que llegó a la Inquisición de Toledo en 1591. El vicario o juez episcopal de Alcalá de Henares había arrestado a varias mujeres acusadas de haber matado a niños. Una de ellas era Juana Izquierda, viuda de 60 años. Atemorizada por las torturas, confesó
que «había estado una noche en la alcoba y habían pasado junto a ella 14 o 15 brujas y entre ellas algunos hombres y la habían pegado el ungüento y llevádola consigo al campo a donde habían bailado y cantado marmullando, tomando en un azufre». Otra noche «la habían llevado por fuerza a casa de un herrador que era padre de una criatura que la dicha mujer confesaba haber muerto en compañía de estas […]. A la ida había ido por el aire alante de un palmo del suelo y a la vuelta vino por su pie». Llevada al Santo Oficio Juana «negó haber sido bruja y dijo que todo lo que había confesado ante el vicario de Alcalá había sido por miedo del tormento». Los inquisidores la condenaron a algunas penitencias.