UNA VILLA EMERGENTE A ORILLAS DEL CARRIÓN
EN SU GUÍA DEL PEREGRINO DEL CAMINO, Aymeric Picaud decía de Carrión de los Condes (Palencia) que era «industriosa y muy buena y rica en pan, vino, carne y en toda clase de productos». Tenía un gran puente para salvar el río Carrión y contaba con una decena de parroquias, cinco conventos y varios hospitales, además de una nutrida judería. Las múltiples profesiones que se encontraban en la ciudad están representadas en las arquivoltas de su iglesia de Santiago, donde aparecen sastres, herreros, escribas, jueces, monjes, y hasta músicos y bailarinas.