La resurrección de Colón

uando Cristóbal Colón murió en Valladolid el 20 de mayo de 1506, la noticia tuvo un eco más bien escaso. Ni siquiera se hizo constar en las actas del Concejo vallisoletano. Esto es indicativo del papel secundario que durante largo tiempo se atribuyó al navegante genovés en la rememoración del descubrimiento y conquista de América, al menos si se compara con la exaltación de la figura de Hernán Cortés. La obra de teatro que Lope de Vega le dedicó en los comienzos de su carrera, El Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón, tiene algo de excepcional. La exaltación del navegante y de su empresa descubridora empieza realmente realmente en el siglo XVIII y se desarrolla de lleno en el XIX a través de biógrafos, literatos y artistas de todo tipo. Un escritor francés, Rosselly de Lorgues, impulsó incluso una persistente campaña para lograr que el papado iniciara el proceso de beatificación de Colón, que al final se desestimó. El punto álgido se logró en 1892, con ocasión del cuarto centenario del descubrimiento, que se celebró por todo lo alto no sólo en España, sino también en Italia (como patria del descubridor) y en todos los países del continente americano. De esos años datan la mayoría de estatuas de Colón, hoy en el disparadero de los críticos de la colonización.