CASTROS DE ASTURIAS
Aunque durante un tiempo se creyó que los castros habían aparecido tras la conquista romana del norte peninsular, hoy se ha establecido que estos asentamientos surgieron casi mil años antes, a finales de la Edad del Bronce
LaLa expresión «cultura castreña» se suele utilizar para referirse a los pueblos que vivieron en la fachada cantábrica desde el final de los tiempos prehistóricos hasta su derrota por las legiones del emperador Augusto. Sin embargo, su uso se ha cuestionado porque transmite la errónea impresión de que el mundo al que se refiere permaneció inmutable a lo largo de mil años de historia. Aunque esta crítica es cierta, también es verdad que aquella expresión evoca una cultura genuina de paisajes brumosos, de bosques y montañas, en los que –en un vago marco temporal– el castro se alza como el más poderoso icono y signo identitario entre los asturianos, herederos de los antiguos cántabros, astures y galaicos que poblaron la actual Asturias.
¿Qué es un castro?
Los castros fueron los primeros asentamientos estables y fortificados de los que tenemos constancia en el noroeste de la península ibérica. Sus emplazamientos son tan variados como lo es el accidentado paisaje de las tierras cantábricas, pero siempre procuraron a sus habitantes una posición ventajosa que se reforzaba con la construcción de empalizadas, fosos y murallas. En las tierras interiores ocupan colinas o cerros aislados, buscando con frecuencia el control de cursos