POETA CON VOCACIÓN DE DANDI
siguió derrochando cuanto podía, cambiando constantemente de domicilio para huir de sus acreedores.
El desenfreno le resultaba necesario para aplacar su inquietud y su necesidad de euforia y de sentimientos violentos. De ahí su interés por las drogas. Descubrió el hachís en la buhardilla de un antiguo compañero de clase, en forma de mermelada verde de cannabis, pero a partir de 1847 lo conquistó el láudano, opio diluido en alcohol –un «viejo y terrible amigo», dirá décadas después–, que usaba para huir de las garras de la depresión y para aliviar los dolores intestinales producidos por la sífilis que había contraído con una prostituta.
En esos años conoció a la mujer con la que tejió la relación más importante de su vida, Jeanne Duval, una actriz mestiza haitiana de gran belleza, a la que llamaba la «serpiente que danza», cuya cama es un «infierno». Jeanne era la mujer perfecta y terrible para Baudelaire, ya que llevaba una vida incluso más disoluta que la suya, con la misma intolerancia a las reglas, a la fidelidad y a la moderación. Su relación no tuvo ni un momento de calma:
BAUDELAIRE llamaba la atención por su mera presencia. Su amigo el poeta Théophile Gautier destacaba de él «la frente de un blanco deslumbrante […]. Los ojos, del color del tabaco español, tenían una mirada aguda y profunda, que resultaba incluso demasiado penetrante». En su juventud vestía como un dandi, con sombrero alto, chaleco y pantalón de cachemir y una corbata de lazos negros muy bien anudada. Incluso se empolvaba las mejillas y cuidaba sus uñas como una mujer. En 1853, en una carta, le decía a su madre que siempre había dedicado dos horas diarias a su toilette. fue una constante alternancia de pasión, furia, decepciones y peleas. Aun así, su relación con Jeanne fue la más duradera de la que mantuvo, y ni siquiera se interrumpió cuando ella, ya mayor, sufrió una parálisis.
Los excesos y los apuros económicos no distrajeron a Charles de su vocación de escritor y poeta. Publicó muchos artículos de crítica literaria y artística, que le permitieron exponer su personal filosofía de la poesía y el arte. Su mayor éxito comercial fue la traducción de los cuentos y ensayos de Edgar Allan Poe, el escritor