Historia National Geographic

Los tesoros de los tracios

Los pueblos que vivieron en tierras de Bulgaria, Rumanía, Grecia y Turquía enterraron valiosísim­os conjuntos de obras de oro y plata que los arqueólogo­s han sacado a la luz, sobre todo desde mediados del siglo XX

- POR ÁNGEL CARLOS AGUAYO PÉREZ

Los tracios eran mucho más cultos y refinados de lo que aseguraba el tópico griego. Así lo testimonia­n los tesoros descubiert­os en su territorio desde mediados del siglo XX. Enterrados por causas desconocid­as, están formados por finas piezas de oro y plata cuya elaboració­n es comparable a la de sus vecinos helenos.

ElEl territorio de la antigua Tracia correspond­e a ciertas regiones de la actual Turquía europea, Grecia oriental y, sobre todo, Bulgaria. Sus habitantes, denominado­s tracios por los helenos, fueron en realidad un conglomera­do de tribus muy diversas de origen indoeurope­o que ocuparon el noreste de los Balcanes a comienzos del IV milenio a.C., y que acabaron disolviénd­ose mezclados con los migrantes eslavos que llegaron a esa región al comienzo de la Edad Media.

Mencionado­s en varias ocasiones en la Ilíada de Homero, no fue hasta bien entrado el siglo V a.C. cuando escritores griegos como Heródoto, Tucídides o Jenofonte comenzaron a desgranar algunos aspectos de la historia, las creencias y la vida cotidiana de aquellos temibles guerreros «bárbaros». También recibieron la atención de los artistas atenienses, quienes los representa­ron en cerámicas de figuras rojas en las que los tracios suelen aparecer ataviados como guerreros. Los griegos, además, situaban en el mundo tracio a uno de los personajes más populares de su mitología, Orfeo, encarnado como un músico de exóticas vestiduras tañendo un instrument­o.

Hasta épocas recientes, nuestro conocimien­to de los tracios se limitaba a los escasos testimonio­s escritos de la Antigüedad. El panorama sólo cambió a mediados del siglo XX. Aunque anteriorme­nte hubo algún hallazgo arqueológi­co, fue entonces cuando empezaron a exhumarse importante­s vestigios que mostraron que aquellas gentes, aparenteme­nte belicosas y montaraces, eran en realidad un pueblo dotado de un exquisito refinamien­to artístico tras el que se adivina una compleja organizaci­ón social y política y todo un trasfondo de mitos y creencias.

Tesoros por doquier

Entre los diferentes hallazgos relacionad­os con los tracios –como la ciudad monumental de Seutópolis y diversas necrópolis en las que han aparecido tumbas de guerreros con notables ajuares– destacan los numerosos «tesoros tracios» que se han localizado desde mediados del siglo XX. Se trata de espectacul­ares conjuntos de objetos de plata y oro descubiert­os en circunstan­cias azarosas. Existe una cincuenten­a, por lo general designados mediante el nombre de la localidad donde apareciero­n. Aparte del valor monetario de los objetos, la verdadera

importanci­a de estos conjuntos se debe al gran caudal de informació­n que aportan, tanto para reconstrui­r los usos y las costumbres de las sociedades a las que pertenecie­ron como para ilustrar las relaciones de los tracios con otros pueblos de la Antigüedad. Los tesoros se remontan principalm­ente a la época clásica (siglos V-IV a.C.) y al comienzo de la helenístic­a (III a.C.), aunque también los hay de fechas previas y posteriore­s.

La primera revelación

En 1949, durante unas obras públicas en las proximidad­es de la ciudad de Panagyuris­hte, se extrajeron de la tierra nueve recipiente­s de oro macizo y seis kilos de peso en perfecto estado de conservaci­ón, llamados a convertirs­e en el tesoro más famoso de cuantos existen en Bulgaria. El conjunto se compone de un ánfora, cuatro ritones (vasos semejantes al cuerno de un bóvido), tres olpes (pequeñas jarras para vino con boca en forma de disco) y una fíala, un cuenco poco profundo que se solía emplear para realizar libaciones u ofrendas líquidas a las divinidade­s, aunque puede que también se usara para beber. Todas estas piezas están decoradas con distintos motivos zoomorfos o mitológico­s

propios del repertorio figurativo griego, y se cree que formaban el servicio de mesa de algún tipo de banquete ceremonial.

Fechado a finales del siglo IV o principios del III a.C., algunos expertos relacionan el tesoro con el rey de la tribu tracia de los odrisios, Seutes III, que vivió en esa época, aunque no hay ninguna certidumbr­e al respecto. Las únicas inscripcio­nes que figuran en las piezas aluden a la polis griega de Lámpsaco, en la costa sur del Helesponto, lo que sugiere que las obras se fundieron en los talleres de esa ciudad. Sin embargo, parece probable que el oro proviniese de los grandes yacimiento­s auríferos del monte Pangeo, situado en el sur del territorio tracio, cerca de la costa del Egeo.

A finales de 1974, mientras araban la tierra cerca de la población de Borovo, unos campesinos hallaron otro tesoro tracio que causó sensación. Lo constituía­n cinco recipiente­s de plata y con detalles aplicados en oro –tres ritones, una olpe ovoide y un caldero–. Fue preciso un gran trabajo de restauraci­ón para dar al tesoro de Borovo el deslumbran­te aspecto que luce en la actualidad. También aquí una parte de la iconografí­a de carácter mitológico que sirve de decoración proviene del imaginario griego. Pero algunos rasgos

delatan también la influencia de la Persia aqueménida, el gran imperio oriental con el que Tracia guardaba estrecha relación tras la conquista de este territorio por Darío I en el siglo VI a.C. Una inscripció­n menciona al rey odrisio Kotys I, que vivió en la primera mitad del siglo IV a.C., aunque no es seguro que el tesoro le pertenecie­se; pudo ser un regalo diplomátic­o realizado a otro jefe tribal.

El tesoro de Rogozen

En el invierno de 1985, un lugareño de la aldea búlgara de Rogozen que trabajaba en su huerto se topó con las primeras piezas del tesoro tracio más rico de cuantos han llegado hasta nosotros. El tesoro de Rogozen no tiene parangón en el arte tracio y es uno de los mayores de toda la Antigüedad europea. Lo forman 108 fíalas, 54 olpes y tres copas con decoración figurativa repujada, en su mayor parte de plata con algunos añadidos en oro, que en total suman 20 kilos de metal noble.

Llama la atención que el peso de algunas piezas se correspond­a exactament­e a unidades de medida tanto macedonias como persas, lo que hace pensar que fueron producidas a propósito para realizar pagos en metal. También destaca la variedad de estilos de las piezas, en las que incluso se aprecia una evolución formal. Se ha comprobado que en los recipiente­s están grabados nombres de reyes tracios que vivieron en épocas diferentes, lo que hace pensar que el tesoro se fue engrosando durante los siglos V y IV a.C. Todo ello sugiere que estamos ante el ajuar dinástico de una rica familia, acumulado por varias generacion­es a lo largo de unos 150 años, hasta que, por una causa desconocid­a, el conjunto fue sepultado por sus poseedores y nunca se recuperó hasta su inesperado descubrimi­ento a finales del siglo pasado.

Los tres tesoros mencionado­s, al igual que la mayoría de los demás hallados en Bulgaria, han sido extraídos en terrenos que, en apariencia, están desvincula­dos de un yacimiento arqueológi­co conocido. Los especialis­tas los consideran ocultamien­tos, lo que significa que fueron escondidos deliberada­mente por los mismos tracios en lugares alejados de sus poblacione­s.

Sin embargo, no existe consenso sobre las razones de esta acción. Algunos autores creen que se trata de exvotos ofrendados a dioses o espíritus asociados a la Tierra o el inframundo, efectuados tras un ritual –tal vez un banquete–, siguiendo una práctica

de la que existen varios ejemplos en la Antigüedad. Otros estudiosos plantean que lo que quisieron hacer los tracios fue poner a salvo las piezas de una amenaza que desconocem­os, y que después no pudieron rescatarla­s. De esta última posibilida­d también se conocen numerosos paralelos en otras culturas, y es quizá la más verosímil dado el gran valor económico de las piezas.

¿Indígenas o importados?

En todo caso, hay que recordar que en algunas necrópolis tracias de la misma época también se han encontrado objetos de gran valor, aunque la mayoría de ellas fueron expoliadas en el pasado. Es el caso, por ejemplo, del túmulo de Svetitsata, cuya excavación en 2004 proporcion­ó una máscara funeraria de oro macizo de casi 700 gramos de peso, además de otros enseres como una armadura de bronce, armas, vajilla de plata o cerámicas griegas del siglo V a.C.

La iconografí­a de los tesoros tracios se parece mucho a la del arte griego de época clásica. Es probable que los creadores de estas piezas se inspiraran en modelos helenos de arcilla cocida. También constatamo­s otras influencia­s: la de los escitas –nómadas de

las estepas– en cuanto al repertorio animal; la de los frigios –un pueblo del oeste de Anatolia– por ciertos motivos orientaliz­antes, o la ya referida de los persas.

Esto plantea otra polémica respecto a los tesoros: ¿Quiénes los produjeron? Tenemos constancia de tradicione­s metalúrgic­as locales en tierras tracias desde la Edad del Cobre, pero distan bastante del estilo que exhiben los tesoros. Algunos expertos creen que los tesoros serían importacio­nes de Grecia o de Persia, mientras que otros consideran que son produccion­es indígenas a partir de modelos foráneos, destinadas a proveer a los reyes tracios de bienes de prestigio a la moda de la época. En cualquier caso, su valor como fuente de conocimien­to es incalculab­le y su investigac­ión ilumina las distintas culturas de la antigua Tracia mucho más allá de lo escrito por los siempre subjetivos autores grecolatin­os.

 ?? ??
 ?? ?? OLPE DE ORO EN FORMA DE CABEZA DE LA DIOSA ATENEA.
OLPE DE ORO EN FORMA DE CABEZA DE LA DIOSA ATENEA.
 ?? ??
 ?? DEA / GETTY IMAGES ?? JINETE TRACIO ARMADO CON UNA LANZA.
Tesoro de Letnitsa. Museo de Historia, Lovech. A la derecha, fíala para libaciones decorada con cabezas de negros, bellotas y palmetas. Tesoro de Panagyuris­hte. Museo de Plovdiv.
DEA / GETTY IMAGES JINETE TRACIO ARMADO CON UNA LANZA. Tesoro de Letnitsa. Museo de Historia, Lovech. A la derecha, fíala para libaciones decorada con cabezas de negros, bellotas y palmetas. Tesoro de Panagyuris­hte. Museo de Plovdiv.
 ?? ??
 ?? PAVEL DUDEK / ALAMY / ACI ?? LAS TUMBAS DE STAROSEL
En esta localidad búlgara se alzan varios montículos funerarios. La imagen muestra la tumba de Chetinyova, datada en el siglo IV a.C., en la que se enterró el noble Sitalkes.
PAVEL DUDEK / ALAMY / ACI LAS TUMBAS DE STAROSEL En esta localidad búlgara se alzan varios montículos funerarios. La imagen muestra la tumba de Chetinyova, datada en el siglo IV a.C., en la que se enterró el noble Sitalkes.
 ?? ?? ORFEO Y LOS TRACIOS. CRÁTERA ÁTICA. DE FIGURAS ROJAS. SIGLO V A.C.
ORFEO Y LOS TRACIOS. CRÁTERA ÁTICA. DE FIGURAS ROJAS. SIGLO V A.C.
 ?? ?? RITONES PARA BEBER
Los tres ritones y el jarro con escenas de un rito iniciático, de plata, pertenecen al tesoro de Borovo. Museo Regional de Historia, Ruse.
REUNIÓN MASCULINA
Un grupo de jóvenes bebe vino en distintos recipiente­s durante un simposio. Kylix de figuras rojas. 490-480 a.C. Louvre, París.
RITONES PARA BEBER Los tres ritones y el jarro con escenas de un rito iniciático, de plata, pertenecen al tesoro de Borovo. Museo Regional de Historia, Ruse. REUNIÓN MASCULINA Un grupo de jóvenes bebe vino en distintos recipiente­s durante un simposio. Kylix de figuras rojas. 490-480 a.C. Louvre, París.
 ?? DEA/ALBUM ??
DEA/ALBUM
 ?? BU AL A / D E ??
BU AL A / D E
 ?? ?? PLATO DE ROGOZEN
La sacerdotis­a Auge y Heracles protagoniz­an la escena de la mitología griega que decora esta magnífica fíala de oro y plata.
PLATO DE ROGOZEN La sacerdotis­a Auge y Heracles protagoniz­an la escena de la mitología griega que decora esta magnífica fíala de oro y plata.
 ?? ?? UN LEÓN QUE CAZA
Fíbula de plata (broche para sujetar una capa) que muestra a un león cazando una gacela. Tesoro de Lukovit. Museo de Historia, Lovech.
UN LEÓN QUE CAZA Fíbula de plata (broche para sujetar una capa) que muestra a un león cazando una gacela. Tesoro de Lukovit. Museo de Historia, Lovech.
 ?? ??
 ?? ?? EL ROSTRO DE UN MONARCA
Máscara de oro posiblemen­te del rey tracio Teres I, hallada en su tumba de Svetitsata en 2004. Museo Nacional de Historia, Sofía.
ORFEBRERÍA TRACIA
Pieza de oro decorada con una cabeza humana tocada con una piel de león, tal vez Heracles. Kralevo. Museo Nacional de Historia, Sofía.
EL ROSTRO DE UN MONARCA Máscara de oro posiblemen­te del rey tracio Teres I, hallada en su tumba de Svetitsata en 2004. Museo Nacional de Historia, Sofía. ORFEBRERÍA TRACIA Pieza de oro decorada con una cabeza humana tocada con una piel de león, tal vez Heracles. Kralevo. Museo Nacional de Historia, Sofía.
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain