VÍCTIMAS DE LA ERUPCIÓN
algo que impacta al visitante de Pompeya es la visión de los moldes de yeso de las víctimas de la erupción, que parecen como congeladas en el tiempo con sus últimos gestos. Giuseppe Fiorelli desarrolló a partir de 1863 la técnica que permitía recuperar la forma de los cuerpos, vertiendo yeso líquido en la cavidad que éstos habían dejado tras su descomposición. Muchas veces estos moldes incluyen restos no descompuestos, como huesos o dientes. Recientemente se ha procedido a una restauración de los más antiguos, al tiempo que se experimenta con nuevos materiales para realizar los moldes sustituyendo el yeso por un tipo de resina. Algunas escenas son realmente emotivas y se quedan en la retina de quienes las contemplan, ofreciendo un dramático testimonio de los últimos momentos de Pompeya: el hombre que intenta en vano levantarse del suelo mientras contempla a varias personas, adultos y niños, que yacen inermes a su lado; el perro que pugna desesperadamente por soltarse de su cadena o el grupo familiar que perdió la vida en la Casa del Brazalete de Oro.