MUERTES Y MALDICIONES
EL 18 DE MARZO DE 1314, cuando ya llevaban más de seis años encarcelados, el gran maestre del Temple, Jacques de Molay, y el prefecto de Normandía, Godofredo de Charny, se rebelaron y se retractaron de todas las acusaciones que habían admitido. Fueron acusados de relapsos (es decir, de recaer en la herejía) y quemados ese mismo día, sin el consentimiento del papa. Cuando en el mes de noviembre el rey Felipe el Hermoso murió a causa de un accidente de caza, la fantasía popular –exaltada por las insinuaciones que Nogaret había propagado durante años acerca de magia y brujería practicadas por los templarios– pensó enseguida que el rey había caído bajo una «maldición» templaria.