Diario de un «bon vivant» inglés del siglo XVII
Samuel Pepys
LA ALEGRÍA
DEL EXCESO Nórdica, Madrid, 2022, 128 pp., 16,50 ¤
El inglés Samuel Pepys (1633-1703) era un hombre que sabía disfrutar de la vida. Le gustaba ir al teatro, escuchar música (él mismo tocaba la flauta), leer libros, coquetear con mujeres en ausencia de su esposa... Hasta un buen sermón en la iglesia le parecía entretenido. Y también le encantaba comer y beber a todas horas y en cualquier lugar.
Todo esto lo sabemos por el diario que escribió en la década de 1660, una obra única en la literatura inglesa. De los varios volúmenes que la componen se entresaca aquí una selección centrada en los aspectos gastronómicos. Vemos a Pepys tomar vino del Rin o un «buen vino inglés», a veces con moderación, más a menudo hasta quedar con la cabeza embotada o con una borrachera que le deja resaca. Pepys bebe en la taberna por la noche, pero también en pleno día, pese a que trabajaba en una oficina del gobierno: «Bebí tanto que no estaba en condiciones de trabajar», anota. Tiene también ocasión de descubrir el té, «una bebida china que no había probado nunca». En cuanto a la comida, le gustaban los melones, las aceitunas o los pepinillos, pero lo suyo era comer hasta hartarse, ya fuese una cabeza de jabalí, un barril de ostras, lenguas de vaca empanadas o un pastel de carne, en casa o en la taberna, siempre con amigos igual de festivos que él, y sin importarle las indigestiones. El pescado quedaba para la Cuaresma, de la que decía: «A ver si soy capaz de respetarla».