Richard Burton,un infiltrado en La Meca
En 1853, el británico Richard Burton se disfrazó de derviche afgano para unirse a los peregrinos a La Meca y cumplir su sueño de visitar los lugares santos del islam
Aprincipios del siglo XIX se despertó en Europa un renovado interés por el mundo árabe, espoleado por la expedición de Napoleón a Egipto en 1798 y los viajes de los exploradores que recorrían aquellas tierras y publicaban luego sus experiencias y descubrimientos. En ese contexto, uno de los retos más seductores para los aventureros era visitar La Meca y Medina, ciudades prohibidas para los no musulmanes.
A mediados de ese siglo sólo una decena de viajeros europeos había conseguido penetrar en los lugares santos del islam, ya que la muerte aguardaba a cualquier intruso que fuera desenmascarado. En 1807 lo había logrado el español Domingo Badía, con el nombre de Alí Bey, y en 1814, el suizo Johann Burckhardt, como Ibrahim ibn Abdallah. Unos decenios más tarde, el inglés Richard Francis Burton quiso emular esas hazañas; como confesó más tarde, quería demostrar que podía hacer algo en apariencia imposible.
Desde muy joven, Burton había destacado por sus dotes intelectuales y por su interés por las lenguas. Cuando se matriculó en la Universidad
de Oxford parecía encaminarse a una carrera académica convencional, pero en 1842 un incidente provocó su expulsión. Decidió entonces enrolarse en el ejército y marchó a la India. Durante los ocho años que pasó allí realizó múltiples viajes por el país y aprendió hindi y árabe, dos de las más de veinte lenguas que llegó a hablar.
En 1849 obtuvo un permiso del ejército y volvió a Europa, ya con la idea en mente de hacer un viaje a La Meca. Contactó con la Royal Geographical Society, proponiendo una expedición para explorar los desiertos del este y el centro de Arabia. La idea fue acogida con entusiasmo por los responsables de esa institución, que le facilitaron la obtención de los permisos y financiaron la empresa.
Pasar desapercibido
En abril de 1853, Richard Burton se embarcó en un vapor con rumbo a Alejandría. Para pasar totalmente desapercibido entre los musulmanes había tomado la precaución de circuncidarse, por lo que estuvo convaleciente durante varias semanas. Luego cambió su aspecto, exponiéndose al sol y dejándose crecer el cabello a la manera de los chiíes.
Para pasar desapercibido en su viaje, Burton se circuncidó, lo que lo mantuvo convaleciente semanas