La Prehistoria también tuvo genios
Cody Cassidy
Paidós, Barcelona, 2022, 224 pp., 19,90 ¤
Es comerse una ostra un «invento»? Tal vez no en el sentido usual del término, pero el primer humano que se alimentó de ostras –o el primero del que tenemos noticia, en la costa de Sudáfrica hace 164.000 años– no lo hizo por casualidad; antes debió de observar cuidadosamente el ritmo de las mareas y su relación con el ciclo lunar, con lo que fue, en cierto modo, el primer astrónomo. El periodista norteamericano Cody Cassidy en este libro que el progreso tecnológico era ya una realidad en la Prehistoria, incluso más que en otras épocas. «Los supuestos cavernícolas [...] necesitaban un arsenal de conocimientos muy superior al que nos es preciso a nosotros [...]. Su supervivencia dependía de una comprensión enciclopédica de su entorno». No es exagerado hablar de genios: «También existían los equivalentes a Newton o Da Vinci. No es una mera especulación».
Cassidy no se limita a enumerar avances como el fuego, la primera cirugía, el arte parietal o el jabón. También explica cómo cada uno de estos hallazgos requería un despliegue de ingenio y capacidad de observación y experimentación del que sólo nuestra especie es capaz dentro del reino animal. El arco y la flecha (documentados desde hace 64.000 años) debían ser un «sistema perfectamente diseñado» para que funcionaran, al igual que la rueda, nacida hace 5.500 años. Un libro ameno y bien documentado que es un muy buen ejercicio de historia divulgativa.