25 AÑOS DE PRISIÓN
CARLOS DE ORLEANS no guardó buen recuerdo de los 25 años que pasó cautivo en Inglaterra, de 1415 a 1440. «Durante mi prisión, por los pesares, disgustos y peligros en que me encontraba, muchas veces deseé haber muerto en la batalla en que fui capturado», escribiría a su vuelta a Francia.
debía estar más allá de sus posibilidades de pago. De hecho, existía la tradición caballeresca de exigir el equivalente a un año de rentas señoriales en concepto de rescate. Sin embargo, algunos captores demandaban cantidades que el cautivo no podía asumir, lo que daba lugar a negociaciones a la baja. En 1347 se pidieron por Charles de Blois 700.000 escudos, pero finalmente no llegaron a pagar más de 100.000.
Rescate a plazos
En ocasiones podía acordarse un pago a plazos. El mariscal francés Arnoul d’audrehem aún se encontraba pagando la cantidad que debía tras su captura en la batalla de Poitiers (1356) cuando fue apresado de nuevo en la de Nájera (1367), por lo que debió pagar una suma aún mayor. La demora en el pago podía conllevar penalizaciones, estableciendo por ejemplo que si el rescate no era satisfecho en un plazo de cinco semanas, la suma a pagar se duplicaría.
Una postura inflexible por parte del captor podía llevar a que el rescate no llegara nunca o a cautiverios muy prolongados. Tal fue el caso del conde de Denia, capturado en la batalla de Nájera. Los 100.000 florines exigidos para su liberación eran inasumibles, por lo que su hijo fue entregado como rehén hasta satisfacer la deuda. Esto se tradujo en 25 años de reclusión. El noble caballero Reinaldo de Chatillon, en los estados cruzados del siglo XII, sufrió una dilatada cautividad de 16 años porque nadie quiso hacerse cargo del rescate.
El rey Juan II de Francia fue capturado en la batalla de Poitiers de 1356. Eduardo III de Inglaterra quiso explotar al máximo aquel valiosísimo trofeo humano, exigiendo por su liberación la astronómica cifra de tres millones de coronas de oro, una cantidad que equivalía al doble de la riqueza estimada de todo el reino de Francia. Ante la imposibilidad de garantizar el pago, Juan renunció a su liberación y murió encarcelado en Londres cuatro años más tarde. Otro príncipe francés, Carlos de Orleans, capturado por los ingleses en la batalla de Agincourt (1415), también padeció un aprisionamiento dilatado, de nada menos que 25 años. El cautiverio le sirvió para cultivar su afición a la poesía y pasar así a la historia de la literatura francesa.
Para saber más
ENSAYO
Medieval Hostageship
M. Bennett, K. Weikert. 2016. NOVELA
El bosque de la larga espera: la historia de Carlos de Orleans Hella S. Haasse
Edhasa, Barcelona, 2001.