TUMBAS REALES OCULTAS
EL DESCANSO DEL GOBERNANTE
Numerosas pirámides mayas albergaban en su interior el enterramiento de miembros de la dinastía reinante en cada ciudad. Este tipo de edificios eran proyectados en vida del difunto. En algunas ciudades había zonas reservadas a estas construcciones funerarias; en Tikal, por ejemplo, la llamada Acrópolis Norte reunía las tumbas de los gobernantes de la ciudad. Fue allí donde se levantó el Templo I de Tikal, una estructura piramidal de 47 metros de altura en la que se custodió el cuerpo del poderoso rey Jasaw Chan K’awiil, que vivió en el siglo VII.
los templos que coronaban las pirámides eran espacios sagrados donde se veneraba a los dioses y a los antepasados enterrados en el interior. Las tumbas se abrían regularmente para depositar en ellas ofrendas y otros objetos, tras lo cual volvían a cerrarse. Esta actuación aparece representada en la Estela 40 de Piedras Negras, en la que se ve al soberano efectuando un ritual en la tumba de su madre. Aún hoy, cada 31 de octubre los habitantes de algunos pueblos campesinos mayas del norte de Yucatán acuden al cementerio con alimentos, bebidas y veladoras. Sacan a sus muertos de sus cajas, limpian sus huesos y vuelven a colocar los restos mientras disfrutan del regreso de sus difuntos.
no solo los grandes gobernantes erigían pirámides funerarias. A menor escala, en el centro de los barrios de la nobleza se elevaban pequeñas pirámides o adoratorios que albergaban ancestros de los distintos linajes, los cuales fueron venerados durante generaciones.