Roma como no la conocías
Los perfiles de 21 mujeres, escritos con tanto rigor como escasa reverencia por la tradición, nos muestran el envés de la historia en una narración animada y refrescante
LA HISTORIA DE ROMA EN 21 MUJERES
Pasado & Presente, Barcelona, 2024, 444 pp., 29 ¤
Una historia revisionista de Roma con las Cosas Importantes relegadas a un segundo plano». Es la propuesta de Emma Southon en un libro que tiene muy poco que ver con una historia tradicional de Roma. La autora la recorre desde su fundación hasta el final del Imperio de Occidente, y lo hace mediante biografías de mujeres conocidísimas o bien totalmente desconocidas para el lector –emperatrices, vírgenes vestales, trabajadoras sexuales, poetas, mártires…–, pero que nos llevan a ver los hechos con otros ojos. He ahí a Hispala Fecenia, la prostituta que, por temor a lo que le pudiera suceder a su novio Ebucio, a quien iban a iniciar en los aterradores misterios de Baco, devino una de las más improbables heroínas de
Roma al denunciar ese culto que, al parecer, corrompía a la flor y nata de los (hombres) romanos. O a Julia Félix, próspera empresaria del sector del ocio, cuyo complejo con restaurante y baños en Pompeya floreció hasta que el Vesubio acabó con la ciudad, con su negocio y tal vez con ella misma. O a Septimia Zenobia, soberana de Palmira, que se rebeló, sí, pero no para liberarse de las cadenas del Imperio, como se cree, sino para asirlo con sus manos tras una serie de gobernantes incompetentes. O a Julia, la hija de Augusto, que al fin (tras casarse con Marcelo, Agripa y Tiberio por orden de su padre) estalló contra las normas de decoro que aquel imponía en casa y en Roma y «echó un polvo en el Foro; echó un polvo en los Rostra; echó un polvo al lado de la estatua del sátiro Marsias [...]. Buscó todo aquello que Augusto afirmaba gustar y apreciar para joderlo, buscó todas las formas posibles de herirlo. Como muestra de problemas paternos, la rebelión de Julia fue de primerísima categoría». Es imposible que la desgraciada historia de Julia, tal como la explica Southon, no despierte la empatía del lector, y es imposible que el interés por lo que cuenta la autora decaiga gracias a una narración directa y coloquial que conecta el pasado con multitud de referentes actuales (como esos sabinos enjoyados que «te pueden recordar a un grupo de extras de Los Soprano con sus anillos grabados»). Este es el libro para quien quiera ver Roma de otro modo, distrayéndose y hasta divirtiéndose, de la mano de una grandísima conocedora de su historia.