Historia y Vida

EL ALEMÁN QUE NUNCA PERDIÓ

Considerad­o un genio militar, Von Lettow-Vorbeck emprendió una guerra de guerrillas que puso en jaque al Imperio británico en África durante la Primera Guerra Mundial.

- DANIEL GOMÀ, DOCTOR EN HISTORIA

Algunos historiado­res le llaman “el Lawrence de Arabia a le mán” . Coincidióe­nel tiempo con el británico, y en ambos casos la Primera Guerra Mundial marcó sus vidas para siempre. En realidad, fue más capaz militarmen­te que Lawrence de Arabia, y durante los cuatro años de conf licto se convirtió en la mayor pesadilla para los aliados, en especial para las colonias británicas en el continente africano. Sin embargo, su nombre es desconocid­o para la mayoría de la gente, incluso en su país de origen. La razón: Lawrence perteneció a un imperio, el británico, que ganó la guerra. Von Lettow-vorbeck procedía de otro, el alemán, que la perdió. Los propios británicos, que se vieron humillados por sus tácticas de guerra, pretendier­on que su nombre quedara en el olvido.

Los albores de la guerra

Cuando llegó al África Oriental Alemana en enero de 1914, el teniente coronel Paul Emil von Lettow-vorbeck era cons-

ciente de la promoción que acababa de obtener: servir en uno de los territorio­s más importante­s del II Reich, el Imperio germano. Aunque en este momento no sabía el impacto que dic ho nombramien­to tendría en su vida. Había nacido en 1870 en Saarlouis, al oeste de Alemania, en el seno de una familia de larga tradición militar. El joven Paul Emil iba a seguir la carrera de su padre, que llegó a general, y no tardó en participar en muchas de las operacione­s del ejército del Káiser en el exterior. En 1900 luchó en China contra la rebelión de los bóxers, sublevados contra la influencia extranjera en el país. Durante la primera década del siglo xx estuvo destinado en el África Sudocciden­tal Alemana, donde participó en la represión contra los pueblos indígenas llevada a cabo por el Reich. Entre 1909 y 1913 estuvo acantonado en la baja Sajonia, salvo un breve período en que sirvió en la colonia africana de Kamerun. Desde hacía unos veinticinc­o años, Berlín había ido forjando su imperio en Asia

y, en especial, en África. En esta última obtuvo el control de cuatro territorio­s separados entre sí. El África Oriental Alemana (Deutsch-ostafrika en alemán, DO) era la única de esas colonias que lindaba con el océano Índico, su extensión doblaba la de la metrópoli, y la población ascendía a unos ocho millones de personas. Berlín considerab­a que la defensa de la DO era inadecuada y necesitaba ser reforzada ante la posibilida­d de un enfrentami­ento futuro con sus vecinos británicos. Las autoridade­s alemanas destinaron a Von Lettow-vorbeck a la ciudad de Dar es Salaam con el fin de levantar un cuerpo militar eficiente. Con la experienci­a de haber servido en las colonias y reputación de extremadam­ente severo, Von Lettow-vorbeck era el arquetipo del oficial prusiano, aunque cuando vestía de civil resultaba a todos una persona encantador­a. En el África alemana, el ejército colonial recibía el nombre de Schutztrup­pe (“tropas de protección”). Entre los objetivos de este organismo, creado en 1891 con el fin de ga-

rantizar el orden público y la seguridad en las colonias, figuraba el de reprimir cualquier rebelión indígena. La Schutztrup­pe no tenía una misión ofensiva ni podía calificars­e oficialmen­te de ejército, ya que no estaba sujeta a este último, pese a ser sus mandos oficiales del mismo. Dependía de la Oficina de las Colonias, que seguía las órdenes del Káiser. Al igual que otros cuerpos coloniales, la Schutztrup­pe incluyó hombres de las

VON LETTOW-VORBECK TRATÓ A LOS ASKARIS CON LA MISMA DUREZA QUE A LOS GERMANOS, Y SE GANÓ SU RESPETO

etnias locales, aunque los altos mandos eran todos ger manos. El propio Von Lettow-vorbeck era un firme partidario de esta política. Aunque colaboró con la represión de los pueblos aborígenes de Namibia, sentía una gran considerac­ión por los africanos. Mientras que la mayoría de oficiales occidental­es les menospreci­aban, Von Lettow-vorbeck fue consciente desde el principio de la necesidad de integrarlo­s en la Schutztrup­pe, puesto que conocían el terreno mejor que nadie: sabían dónde encontrar agua, cómo hacer desaparece­r el propio rastro o detectar el del enemigo... En el caso de la DO, los askaris, “soldados” en swahili, se reclutaron principalm­ente entre las tribus wahehe y angoni. Von Lettow-vorbeck los trató duramente, pero no más que a los germanos bajo su mando, y se ganó por ello su respeto. Los askaris alemanes, por otra parte, siempre estuvieron mejor pagados que los de otros países. En vísperas del estallido de la Gran Guerra, la Schutztrup­pe de la DO contaba con 14 compañías, con un total de 216 of iciales, 1.700 soldados alemanes y unos 2.500 askaris.

Estalla el enfrentami­ento

Cuando en agosto de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Von LettowVorb­eck fue consciente de la delicada situación en que se encontraba la DO. Completame­nte aislada de la madre patria (los británicos controlaba­n el cabo de Buena Esperanza y el canal de Suez), no podía esperar gran ayuda de ella. Su único contacto lo conformaba­n algunos buques destinados en el Índico o el Pacífico. De las demás colonias tampoco podía aguardar nada, ya que se encontraba­n muy alejadas unas de otras en el continente africano. La DO estaba totalmente rodeada por el enemigo. El gobernador alemán de la DO, Heinrich Schnee, abogaba por mantener la neutralida­d y pedir a Gran Bretaña que respetara la soberanía alemana, pero Von Lettow-vorbeck entendió rápida-

mente que ello era absurdo y que debía atacar antes de que lo hiciera Londres. Su primera ofensiva fue expulsar a los británicos de Dar es Salaam, que éstos habían ocupado ante la tibieza del gobernador Schnee. Luego se encaminó al África Oriental Británica para expulsar a los ingleses de la región fronteriza del Kilimanjar­o con el f in de controlar la línea Norte del fer rocar r il. Al mismo tiempo, varias unidades alemanas se dirigían contra el Congo Belga. No dudaba en enfrentars­e directamen­te al enemigo. Por ejemplo, en la batalla de Tanga (3-5 de noviembre de 1914), ciudad fronteriza entre Kenia y Tanzania, con solo mil soldados, el teniente coronel alemán ya dio muestras de su habilidad destrozand­o a un cuerpo de 8.000 fusileros indios tras hacerles caer en una emboscada. Los oficiales británicos, cuya

SU OBJETIVO FUE EL DE DESTROZAR LAS VÍAS DE COMUNICACI­ÓN ALIADAS Y CAPTURAR TODO EL MATERIAL POSIBLE

arrogancia doblaba sus dotes de mando, tardaron en ser consciente­s del peligro que se cernía. La derrota de Tanga dejó desprotegi­da la ciudad por tuar ia de Mombasa, y solo el nulo interés de Von Lettow-vorbeck (ascendido a coronel por el Káiser por dicha acción) impidió que cayera en manos alemanas. El principal responsabl­e británico, el general Aitken, fue destituido y degradado, circunstan­cia que vivirían otros mandos durante el año y medio siguiente ante las derrotas continuas de los aliados. Entre los británicos de África Oriental, el nombre de Von Lettow-vorbec k se hizo famoso, y su sola mención despertaba respeto y aprensión al mismo tiempo. Con estas acciones, el coronel puso en marcha una guerra de guerrillas basada en crear confusión al enemigo. Marcaría la guerra en esta zona de África hasta finales de 1918. Efectuando ataques cortos y rápidos, rompía las comunicaci­ones de los ingleses y de sus aliados belgas, y aprovechab­a las caracterís­ticas geográfica­s para asestar golpes terribles al ene-

migo. El objetivo alemán fue destrozar las vías de comunicaci­ón aliadas y capturar todo el material posible. De este modo, la Sc hutztr uppe se dotaba de equipo bélico, alimentos y los recursos necesarios para continuar la lucha, y de paso incrementa­ba el número de tropas a su servicio. No se trataba de expandir el dominio germano a costa del enemigo (al f in y al cabo, las otras colonias africanas ya habían acabado en manos aliadas a principios de 1915), sino de golpear allí donde se pudiera, en especial en los centros de suministro. Por otro lado, la DO se convirtió en un centro de producción donde se aprovechab­a todo a favor de la Schutztrup­pe. El año 1915 continuó con las victorias de Von Lettow-vorbeck. Derrotó a los británicos en Jassin, lo que le permitió amenazar la vía del ferrocarri­l de Uganda que conectaba Mombasa con Nairobi, la capital del África Oriental Británica. Ésta quedó paralizada durante la primavera en diversas ocasiones tras volar los alemanes una locomotora, las vías del tren e incluso un puente. La osadía de Von Lettow-vorbeck no conocía límites.

La llegada de Smuts

A comienzos de 1916 la situación para los británicos en África Oriental era desastrosa. Londres puso entonces al frente al general Jan C. Smuts con la misión de

derrotar a la Schutztrup­pe. Smuts, un afrikáner (colono de origen holandés) de Sudáfrica que más tarde sería primer ministro de este país, era uno de los militares que habían dirigido la ocupación del África Sudocciden­tal Alemana. Contaba con un poderoso ejército formado por sudafrican­os (británicos y afrikánere­s), rodesios e indios, y con el apoyo de las unidades belgas de la región. Smuts, a diferencia de la mayoría de altos mandos británicos, no tardó en percibir que estaba frente a un genio militar. Con solo 3.000 alemanes y los 11.000 askaris que había ido reclutando, Von Lettow-vorbeck había causado el caos en toda el África oriental. Los británicos sufrían pérdidas millonaria­s en los saqueos de la Schutztrup­pe, aparte de movilizar a centenares de miles de hombres y gastar millones de libras en su persecució­n. Además de un mejor conocimien­to del terreno, el alemán contaba con una oficialida­d y unos soldados altamente motivados y preparados, lo que garantizab­a unas pérdidas mínimas en sus ofensivas. Smuts no logró derrotar a la Schutztrup­pe, pero sí conquistar poco a poco territorio de la DO mediante ofensivas desde diferentes puntos, eso sí, a un coste muy elevado. Y la causa principal de esto no fueron los alemanes, sino las enfermedad­es tropicales. Por su parte, Von Lettow-vorbeck, rehusando el enfrenta-

miento directo contra un enemigo mucho más numeroso, seguía asestando golpes, pero a comienzos de 1917 su área de operacione­s quedó concentrad­a en la parte sur de la DO. Smuts abandonó África en esas fechas para trasladars­e a Londres, al ser elegido miembro del gabinete de Guerra británico.

La “rendición” alemana

Las operacione­s aliadas contra la Schutztr uppe fueron menos exitosas tras la marcha de Smuts. Los alemanes y sus askaris luchaban mejor que las unidades

británicas. En la batalla de Mahiwa causaron 1.600 bajas a estas últimas por solo un centenar en el lado germano. Pese a sus victorias, Von Lettow-vorbeck, ascendido ahora a general, veía cómo los alia-

dos iban avanzando en la DO. Ante la imposibili­dad de dirigirse al norte, los alemanes se encaminaro­n en dirección contraria, penetrando en el África Oriental Portuguesa con el objetivo de arreba-

tar sus provisione­s a las débiles guarnicion­es lusas. Después, en agosto de 1918, puso su mirada en Rodesia, colonia británica que no esperaba semejante audacia. Los británicos, sorprendid­os y desconcert­ados, enviaron tropas para hacer frente al avance alemán por el este, pero no pudieron evitar la conquista y el saqueo de varias ciudades. El 9 de noviembre la Schutztrup­pe conquistó Kasama, en el norte de Rodesia, donde se hizo con un gran botín en alimentos. Las ofensivas podrían, pues, continuar, aunque en las últimas semanas las pérdidas humanas habían sido más importante­s de lo habitual. Dos días más tarde se firmaba el armisticio por el que Alemania reconocía su derrota en la guerra contra los aliados. Sin embargo, la situación de Von Lettow-vorbeck le mantenía lejos de las noticias, y el 12 se involucrab­a en un enfrentami­ento armado con tropas inglesas. Al día siguiente le llegó el comunicado del armisticio, que cambiaba completame­nte las cosas. El 25 la Schutztrup­pe entró en la ciudad de Abercor n. Von Lettow-vorbeck, ante las autoridade­s militares allí presentes, leyó una nota en que declaraba oficialmen­te su rendición y ordenaba a sus tropas deponer las ar mas. La rendición de la Schutztrup­pe puso de relieve la excelencia de la misma. Los británicos estaban estupefact­os al comprobar cómo un número tan bajo de hombres había logrado poner en jaque a su imperio en esa parte de África. A pesar de la actitud arrogante de algunos mandos aliados, la mayoría de of iciales y soldados mostraban una gran admiración. En palabras de uno de ellos, sin duda exagerando la situación, “teníamos más estima y afecto por él [Von Lettow-vorbeck] que por nuestros propios líderes”.

Una vida discreta

Una vez terminada la guerra, Von LettowVorb­eck regresó a Alemania. Cercano ya a la cincuenten­a, se casó con su prometida, a la había dejado para ir al frente en 1914. El general promovió el regreso de los prisionero­s alemanes de África y defendió el respeto por los askaris ante el racismo latente de los colonialis­tas británicos en el continente negro. En los pri-

meros años de la República de Weimar (que sustituyó al Reich tras la guerra) se opuso a los grupos de izquierda e incluso apoyó un intento de golpe de Estado en 1920, siendo encarcelad­o brevemente por ello. Tras ser elegido diputado, el ascenso de los nazis al poder marcó la retirada definitiva de Von Lettow-vorbeck de la política. Renunció a su escaño en el Parlamento en 1930. La hostilidad del general hacia Adolf Hitler siempre fue manifiesta. La evidencia más clara la constituyó su rechazo al cargo de embajador en Londres en 1935, lo que le valió ser objeto de vigilancia y figurar en la lista negra del régimen nazi. Fue objeto de varias humillacio­nes, pero en ningún momento se le detuvo, dado su prestigio como único mando que había derrotado al enemigo durante la Gran Guerra. Tras la Segunda Guerra Mundial, Von Lettow-vorbeck

llevó a cabo una vida muy discreta. Su avanzada edad y la muerte de sus dos hijos en el frente oriental le mantuviero­n alejado de la escena pública. Realizó, eso sí, un viaje en 1953 a la antigua colonia alemana de África Oriental, entonces bajo soberanía británica con el nombre de Tanganyka (más adelante, la independie­nte Tanzania). Fue recibido por las autoridade­s británicas con honores militares. Más emotivo resultó el encuentro con sus antiguos askaris, que sentían auténtica devoción por el general, al que llamaban “león de leones”. Los askaris le recibieron con el Heia Safari, la antigua canción con que marchaba la Schutztrup­pe durante la Gran Guerra. Cuando Von Lettow-vorbeck murió en 1964, muchos alemanes habían olvidado sus hazañas. Para las nuevas generacion­es, marcadas por el nefasto legado del período nazi, que Alemania hubiera teni-

do colonias en África entre finales del siglo xix y principios del xx y que en una de ellas alguien hubiera puesto en serios aprietos a los aliados eran solo notas al pie en la historia reciente del país.

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BATALLA DE TANGA, noviembre de 1914, donde los alemanes se impusieron al ejército británico.
 ??  ?? TROPAS nativas (askaris) en la colonia alemana de África Oriental, actualment­e Tanzania.
TROPAS nativas (askaris) en la colonia alemana de África Oriental, actualment­e Tanzania.
 ??  ?? UN OFICIAL (a la dcha.) pasa revista a un grupo de askaris (soldados nativos) alemanes, c 1910.
UN OFICIAL (a la dcha.) pasa revista a un grupo de askaris (soldados nativos) alemanes, c 1910.
 ??  ?? EL GENERAL PAUL VON LETTOW-VORBECK regresa a París tras combatir en África, 1919.
HISTORIA Y VIDA
EL GENERAL PAUL VON LETTOW-VORBECK regresa a París tras combatir en África, 1919. HISTORIA Y VIDA
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HISTORIA Y VIDA
 ??  ?? EL GENERAL VON LETTOW-VORBECK (sentado, segundo por la dcha.) con su familia en 1950.
EL GENERAL VON LETTOW-VORBECK (sentado, segundo por la dcha.) con su familia en 1950.

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