LA ESTRELLA QUE NO ES
Tras más de medio siglo, Puerto Rico votará si se convierte en un estado de pleno derecho de EE UU.
Hace 60 años, el 25 de julio de 1952, Puerto Rico se convertía en “estado libre asociado” de Estados Unidos. Se trata de un estatus curioso: constituye territorio estadounidense, pero no es un estado más de la unión. Por un lado, cuenta con gobernador y cámaras de representantes (arriba, el Capitolio, en San Juan). Por otro, sus habitantes no pueden votar en las elecciones presidenciales norteamericanas ni disponen de voto en el Congreso en Washington. Eso sí, están exentos de pagar impuestos federales. Puerto Rico fue colonia española hasta 1898, cuando pasó a manos de EE UU. En 1952, la población ratificó una Constitución que establecía el archipiélago como “estado libre asociado”. Desde entonces se han celebrado tres consultas populares sobre la modificación o no de esa condición, fuese a cambio de la independencia completa o de otras alternativas de asociación. Pese a las voces que lo tildan de colonial, triunfó el estatus actual. Ahora el gobernador, Luis Fortuño (a la izqda.), propone un cuarto referéndum. INCLUSO EN EL SENO de los dos partidos mayoritarios, el Nuevo Partido Progresista y el Partido Democrático Popular, hay divisiones. Fortuño, perteneciente a la primera formación, se ha alineado con el Partido Republicano estadounidense, que aboga por la plena integración de Puerto Rico. En caso de que esta opción saliese adelante, los casi cuatro millones de residentes tendrían que esperar al visto bueno de Washington. En cuanto a las barras y estrellas, el diseño de la bandera tendría que rehacerse para acomodar la estrella número 51. Texto: Empar Revert