El vampiro estándar
SE CELEBRA EN 2012 EL CENTENARIO DE LA MUERTE DEL PADRE DE DRÁCULA.
NO FUE LA PRIMERA novela de vampiros, pero sí la que fijó las reglas: dormir en ataúdes, atravesar el corazón con estacas, Transilvania, alergia al agua bendita... Nos referimos a Drácula (1897), de Bram Stoker (arriba), un libro inmortal y responsable de una boyante y longeva industria cultural. La Fundación Luis Seoane de A Coruña le rinde tributo con “Drácula, un monstruo sin ref lejo”, una exposición que explora la génesis de este mito moderno (la joya de la muestra es una primera edición de la novela, publicada en Londres) y todas sus reencarnaciones en libros, cómics, películas u obras de arte. Una de las secciones nos transporta a la biblioteca de Stoker (Clontarf, Irlanda, 1847Londres, 1912), abogado, matemático y funcionario reciclado en empresario teatral y novelista, con los volúmenes que le sirvieron de documentación. Allí figuran tanto historias y descripciones de los Cárpatos como las teorías ocultistas tan de moda en la Gran Bretaña de finales del