MUJER DE INFAUSTA MEMORIA
SEGÚN UNA VERSIÓN, CONSTANTINO DESCUBRE UNA RELACIÓN ADÚLTERA DE FAUSTA CON SU HIJO MAYOR
Al contrario de lo que sucede con Antínoo, encontrar un retrato de la emperatriz Fausta, esposa de Constantino, es casi misión imposible (arriba, un lienzo de su boda ejecutado por Rubens en el siglo xvii). La razón es que fue sometida tras su muerte a una damnatio memoriae: se ordenó por decreto que sus efigies fueran destruidas y que su nombre desapareciera de las inscripciones oficiales. Su caída en desgracia se produjo en apenas tres años: en 323 es proclamada Augusta, el título máximo que podía ostentar una mujer en el Imperio; en 326 fallece ahogada en una bañera hirviendo y su viudo le cierra la puerta de la inmortalidad borrando todo vestigio de su existencia. ¿Qué sucedió? La versión más truculenta de la historia narra cómo Constantino descubre una relación adúltera y semi- incestuosa de Fausta con Crispo, el hijo mayor del César, fruto de un matrimonio anterior. Según otras fuentes, fue Fausta quien, celosa de los triunfos militares de Crispo, acusó a su hijastro de violación para, de este modo, colocar por delante a sus propios hijos en la cadena de sucesión al trono. O bien delató una conspira- ción de Crispo para derrocar a su padre, primer emperador cristiano, y reinstaurar el paganismo en Roma. Sea como fuere, Constantino no lo consultó con la almohada: reaccionó ordenando la ejecución fulminante de su primogénito. Una drástica decisión de la que, según algunos cronistas, se arrepentiría. A los pocos meses llegó el trágico fin de Fausta. El agua hirviendo que acabó con ella es otro misterio. ¿Fue un castigo excepcionalmente cruel por su adulterio o por haber acusado en falso a Crispo? ¿O solo sufrió un accidente, creyendo que un baño a temperaturas extremas la ayudaría a abortar un bebé de su hijastro? La dureza con que Constantino atajó los escándalos en su familia era coherente con su política en materia sexual. Prohibió el divorcio a las mujeres y castigó con pena de muerte el adulterio femenino. En una ocasión, incluso recomendó sancionar a la víctima de una violación por no haber gritado pidiendo ayuda.