POLIVALENTE EN LA COCINA
La industria alimentaria, la tercera gran consumidora de aluminio –tras la de la construcción y la del transporte–, encontró en él un auténtico filón. Insípido e inodoro, buen conservante y aislante, impermeable hasta en láminas de 0,007 mm de grosor y fácilmente moldeable, ha permitido fabricar papel “de plata” desde 1910 y tetrabricks, latas o botellas de bebidas desde los años sesenta. Por desgracia, por esas fechas también aparecieron utensilios de cocina que podrían ser tóxicos.