ALUMINOSIS
La cara oscura del óxido de aluminio, o alúmina.
EUFORIA CONSTRUCTORA
A mediados del siglo se puso de moda en España el cemento aluminoso, o con altas dosis de alúmina. Se creía maravilloso, pues fraguaba más rápido que el convencional, lo que reducía tiempos y costes. Pero años más tarde se comprobó que el calor y la humedad hacían poroso este hormigón, lo que debilitaba la estructura de los edificios. En Barcelona se levantaron unos trece mil pisos con cemento aluminoso hasta su prohibición en 1977. La mayoría de ellos se derrumbaron de forma controlada y hoy solo quedan por reformar un millar largo.
UN TEMOR IRREAL
Pero el fantasma del llamado cáncer del hormigón sigue planeando sobre el aluminio como material de construcción. Este temor es irreal, pues la sustancia sigue teniendo su mayor mercado en este sector, donde está presente desde en estructuras portantes de edificios hasta en torres de alta tensión, obras industriales y la carpintería metálica doméstica sin que ello suponga ningún riesgo. Al contrario, su larga vida útil, su maleabilidad o su protección natural contra la corrosión son muy apreciadas por ingenieros y arquitectos.