Historia y Vida

UNA CIUDAD BAJO LA ARENA

Fiel aliada de Cartago durante siglos, la ciudad de Leptis Magna vivió su época de esplendor bajo el dominio de Roma. La caída del Imperio marcó el inicio del fin. Su destino: un largo olvido bajo la arena del desierto.

- CARLES PADRÓ SANCHO, ESCRITOR

TRAS LA CAÍDA DE CARTAGO, ROMA DECIDIÓ HACER DE LEPTIS LA CAPITAL DE LA PROVINCIA DE TRIPOLITAN­IA

Libia, verano de 2011. Los opositores al régimen de Muamar el Gadafi aseguran que éste esconde un arsenal militar en las ruinas de Leptis Magna, al noroeste del país. Ante esta denuncia, la OTAN se plantea bombardear la antigua ciudad, aduciendo que lo primero es proteger a la población civil de la amenaza del dictador. No es el único caso en los últimos años en que el patrimonio cultural de un estado corre peligro a causa de un conflicto bélico. En 1991, el fuego de artillería y los intensos bombardeos que las tropas aliadas desplegaro­n durante la guerra del Golfo dañaron seriamente algunos de los tesoros arqueológi­cos más importante­s de Irak, como las antiguas ciudades de Ur y Tell al-Lahm. Si en éstas tuvieron que lamentarse desperfect­os, Leptis Magna acabó saliendo airosa de una guerra que amenazaba con hacerla desaparece­r por segunda vez.

Un enclave estratégic­o

Aunque la Leptis de hoy nos remita a la mejor etapa de su historia, la romana, el origen de Lpqy (o Lbqy) se remonta a épocas más pretéritas. Fue entre 1100 y 1000 a. C. cuando los fenicios fundaron este enclave en una colina junto a la desembocad­ura del wadi Lebdah, arroyo situado en las inmediacio­nes de una pla- ya que considerar­on ideal para varar sus naves. Además de ser un punto de fácil defensa, los fenicios, originario­s de la zona costera de Oriente Próximo, llegaron atraídos por la fertilidad de las tierras y la posibilida­d de comerciar con marfil, oro y especias, además de esclavos. Los lazos con la también fenicia Cartago, situada algo más al oeste de la costa nor- teafricana, se estrecharí­an dos siglos más tarde, sin que ello supusiera la pérdida de la autonomía política y económica de Lpqy. Esta fructífera alianza entre las dos ciudades permitió, entre otras cosas, repeler la incursión de un ejército espartano en el siglo vi a. C. y unir fuerzas contra Roma durante las guerras púnicas, que enfrentaro­n a los car tagineses con la nueva potencia europea. Pero, con la caída definitiva de Cartago en 146 a. C., Lpqy fue incorporad­a por el hasta entonces enemigo, que decidió convertirl­a en el núcleo de la provincia de Tripolitan­ia y de toda la África romana. Sellada su unión a Roma, la ciudad vio potenciada su actividad portuaria y mercantil y vivió un intenso proceso de transforma­ción,

gracias a la construcci­ón de nuevos y majestuoso­s edificios civiles y religiosos.

La ciudad en la cúspide

El gran cambio urbanístic­o de Leptis llegó con la instauraci­ón del Imperio por parte de Augusto, en el año 27 a. C. Fue entonces cuando se convirtió en una típica ciudad romana y en una de las metrópolis más importante­s del Mediterrán­eo. Trazados el cardo (principal avenida de norte a sur) y el decumano (este-oeste), la parte más antigua de la ciudad pasó a albergar el foro viejo y se levantaron la basílica, sede de la actividad judicial, y la curia, la del Senado local. Todo ello gracias a la aportación de ricos comerciant­es y notables locales, tan decididos a alcanzar la fama y a pasar a la posteridad como a hacer de Leptis una de las joyas del Imperio. El acaudalado Aníbal Tapapio Rufo, que ostentó la máxima magistratu­ra municipal, mandó construir el mercado y un espectacul­ar teatro, dotado de un escenario cubierto de mármoles y estatuas. Otro benefactor de la ciudad, Idíbal Cafada Emilio, erigiría, todavía en época de Augusto, el calcidico, que al parecer albergaba un mercado de telas. Más tarde se alzarían el arco dedicado a Tiberio (sucesor de Augusto) y el anfiteatro. Los emperadore­s Trajano y Adr iano continuaro­n mimando la ciudad hasta hacer de ella una muy próspera urbe de 150.000 habitantes. Pero la auténtica época dorada de Leptis Magna llegó durante el reinado de Septimio Severo, nacido en ella en 146 d. C. y convertido en emperador en 193 tras una brillante carrera. Dos de sus primeras decisiones fueron otorgar a Leptis el derecho itálico (lo que conllevaba privilegio­s, entre ellos importante­s exenciones fiscales) y diseñar un nuevo y amplio puer to, capaz de absorber el siempre creciente tráfico comercial. Para conectarlo a la parte meridional de la ciudad, el Emperador mandó construir una impresiona­nte vía de 400 m de longitud, f lanqueada por 125 descomunal­es columnas de mármol verde con vetas blancas, encargadas de soportar el peso de los arcos que protegían del intenso sol. Sin embargo, la obra más relevante que Septimio Severo dejó en su ciudad na-

EN 203 LEPTIS RECIBIÓ AL EMPERADOR Y SU FAMILIA EN EL QUE SERÍA EL MOMENTO CUMBRE DE SU HISTORIA

tal fue el conjunto formado por un foro y una basílica de nuevo cuño. A imagen y semejanza de los foros imperiales de Roma, el foro severiano era una inmensa plaza cerrada pavimentad­a en mármol y rodeada de magníficos templos, entre los que destacaba la basílica severiana, que se convirtió en el edificio más suntuoso de Leptis. Esplendoro­sa y orgullosa como nunca antes, y sin nada que envidiar a las otras dos grandes metrópolis africanas, Cartago y Alejandría, la ciudad recibió la visita de su emperador y la familia de éste en el año 203. En su honor se inauguró un arco decorado con relieves que ensalzaban sus gestas y virtudes, y un monumento semicircul­ar con efigies de los miembros de la casa imperial en el centro del foro viejo. Aquella visita representó, sin lugar a dudas, el momento cumbre de la historia de la ciudad.

 ??  ?? EL MERCADO de Leptis Magna. A la dcha. y en las págs. anteriores, el teatro, del siglo I d. C.
EL MERCADO de Leptis Magna. A la dcha. y en las págs. anteriores, el teatro, del siglo I d. C.
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HISTORIA Y VIDA
 ??  ?? EL EMPERADOR ROMANO Septimio Severo, oriundo de Leptis Magna. Estatua en Trípoli, Libia.
EL EMPERADOR ROMANO Septimio Severo, oriundo de Leptis Magna. Estatua en Trípoli, Libia.

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