JUDÍOS CONTRA JUDÍOS
Relato sin sangre de la sangrante historia de Lodz
Tras la conquista de Polonia en 1939, las autoridades alemanas dispusieron que los judíos del país fueran agrupados en guetos para su mejor control. El de la industriosa ciudad de Lodz llegaría a tener más de ciento setenta mil habitantes. Solo lo superó el de Varsovia. Contaba, además, con una particularidad: al frente del Consejo Judío se hallaba Mordechai Chaim Rumkowski, un hombre de negocios, megalómano y pederasta, que moldearía el gueto a su conveniencia con el pretexto de ser el único capaz de garantizar su pervivencia. Así pareció durante algún tiempo. Con el beneplácito de los alemanes, Rumkowski creó una compleja burocracia encargada, entre otras cosas, de realizar las listas de quienes iban a ser “reasentados”. Es decir, enviados a campos de exterminio. Para cumplir con el cupo exigido por los nazis, Rumkowski pedía increíbles sacrificios: “Dadme a vuestros hijos y el gueto se salvará”. Se trataba de administrar la miseria, pero creó una casta cortesana que se beneficiaba de la desgracia ajena. Para el “Prezes” (presidente), como se le conocía, la clave de la supervivencia estribaba en ser útiles a los alemanes produciendo materiales para sus ejércitos. Como le dijo a Himmler: “Esto es una ciudad de trabajadores, herr Reichsführer, no un gueto judío”. Sea como fuere, las cosas marcharon hasta que, en el verano de 1944, ante el avance del Ejército Rojo, los nazis decidieron liquidar el gueto. Y el imperio de Rumkowski se derrumbó. El gueto de Lodz había sobrevivido más que cualquier otro, pero ni el propio Prezes ni su familia lograron salvarse. El recuerdo de aquellos dramáticos años quedó plasmado en la Crónica del gueto, un texto colectivo con más de tres mil páginas en que unos pocos escribieron al detalle cuanto estaba ocurriendo para conservar su memoria. Es ese compendio el que Steve Sem-Sandberg ha tomado como base para elaborar El imperio de la mentira, una novela-documento que reconstruye los sucesos. La aparente simplicidad del relato del escritor noruego sobrecoge. Ésta es su mejor baza, pues introduce al lector, sin escenas escabrosas, en la cotidianeidad de unas gentes que, necesitadas de esperanza, pugnan por ganar tiempo, por sobrevivir. ¿Existe algo más terrible que unos padres teniendo que escoger a cuál de sus hijos entregar a la muerte para salvar a los demás? Texto: Sergi Vich Sáez