ROMA QUISO SOMETER EL REINO DE JERUSALÉN A SU AUTORIDAD,
PERO SE IMPLANTÓ UNA CORTE AL ESTILO FEUDAL
repartirse, y se crearon los condados de Edesa y Trípoli y el Principado de Antioquía. Aunque gozaban de gran autonomía, estos tres estados cruzados debían vasallaje y apoyo político, militar y espiritual al reino de la Ciudad Santa. El clero era un factor que echaba más leña al fuego. Al principio fue elegido patriarca de Jerusalén un clérigo norman
do, Arnulfo de Chocques, que tuvo que renunciar al cargo acusado de mantener relaciones sexuales con mujeres musulmanas. Sin embargo, parece que previamente no tuvo escrúpulos en mandar torturar a sacerdotes griegos ortodoxos (el cisma entre Roma y Bizancio se había consumado no hacía ni medio siglo, en 1054) para que revelasen el paradero de la Vera Cruz, los restos del madero en que había sido clavado Jesucristo. Antes de fin de año, Roma envió a un nuevo prelado, Dagoberto de Pisa, que llegó con la pretensión de someter el reino a la autoridad papal a través de su persona y convertirlo en una teocracia. Godofredo, obediente a la Iglesia, cedió, pero murió al año siguiente. Sus caballeros se negaron a someterse a Dagoberto y eligieron nuevo rey al hermano del difunto, Balduino, conde de Edesa, con el que implantaron una corte al estilo feudal europeo. En noviembre de 1100 era coronado Balduino I, y el Patriarca no tuvo más remedio que aceptarlo, aunque se negó a coronarle en Jerusalén, haciéndolo en Belén. La guerra fría entre ambas figuras era evidente, y no cejó hasta que Balduino logró expulsarle. La capital del reino había perdido la mayor parte de su población (solo residían en ella unos cinco mil habitantes) y estaba falta de dinero y soldados. Por suerte para Balduino I, el mundo islámico se hallaba dividido y no tuvo fuerzas para reaccionar. Hábil gobernante y militar, el cristiano fortificó la ciudad y contrató mercenarios locales para incrementar sus fuerzas, con lo que pudo tomar Acre y Beirut y ampliar sus dominios. Una oportuna llegada del rey Sigurd de Noruega le permitió conquistar Sidón en 1111. Solucionó en parte el problema de la despoblación de la capital al invitar a trasladar-