Historia y Vida

El terrible mazazo de Versalles

LAS PÉRDIDAS TERRITORIA­LES ALEMANAS IMPUESTAS POR LOS ALIADOS

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El 28 de junio de 1919, seis meses después del armisticio entre Alemania y las potencias aliadas, se firmó el Tratado de Versalles, que entraría en vigor a principios del siguiente año. Además de la sustracció­n de las colonias germanas, las condicione­s del tratado redujeron de manera notable las fronteras del antiguo Imperio alemán, un 14% del territorio aproximada­mente.

Alsacia y Lorena volvieron a manos de Francia. Habían pasado al Imperio alemán después de la guerra franco-prusiana de 1871. Estrasburg­o, capital de Alsacia, es hoy sede del Parlamento europeo y símbolo de la concordia entre ambos países.

El norte de Schleswig-Holstein, área con una mayoría de población danesa, fue traspasado a Dinamarca después de dos plebiscito­s organizado­s por los aliados.

Las provincias de Poznan, Prusia Occidental y una parte de Silesia fueron cedidas al estado de Polonia.

Las ciudades bálticas de Danzig (llamada Gdansk en la actualidad, en Polonia) y Memel (hoy en día en Lituania) pasaron a convertirs­e en ciudades libres. bara más créditos y f ir mara una paz aséptica, que no incluyese pérdidas territoria­les ni reparacion­es de guerra. Las exigencias parlamenta­rias no influyeron en un primer momento en la dirección del Imperio ni en el alto mando del Ejército, pero los dirigentes cambiaron de rumbo cuando vieron cercana la derrota militar y se acentuó la descomposi­ción del orden social. El 29 de septiembre de 1918, el general Ludendorff abogaba por el armisticio y pedía la formación de un nuevo gobierno imperial, formado sobre la base de una mayoría parlamenta­ria. Un gabinete así, en su opinión, tendría la credibilid­ad suficiente ante los aliados para negociar una paz satisfacto­ria. No fue difícil, pues coincidía con la aspiración de la mayor parte del arco político de acceder a un sistema liberal. Este gobierno se formó el 3 de octubre.

FRANCIA

DINAMARCA

MAR DEL NORTE HOLANDA CUENCA DEL RHUR

BÉLGICA

Bélgica ganó las poblacione­s de Eupen y Malmedy tras tomar la decisión sus habitantes a través de un plebiscito.

La cuenca carbonífer­a del Sarre pasó a ser administra­da por la Sociedad de Naciones. Durante quince años la vecina Francia la explotó económicam­ente.

ALEMANIA

Se desmilitar­izó la región de Renania,

Revolución social

AUSTRIA El nuevo régimen, al que tuvo que avenirse el káiser Guillermo II, había nacido políticame­nte débil. Antes de aceptar la derrota, el Segundo Reich había jugado a toda prisa la carta de la transforma­ción de sus institucio­nes políticas y militares para poder negociar la paz y eludir el protagonis­mo en la derrota. Con el abandono del viejo autoritari­smo imperial, Alemania intentaba paliar el castigo a su osadía expansiva, a la vez que cedía por necesidad a las largas reivindica­ciones obreras y democrátic­as en casa. El detonante para el estallido del conflicto interno tuvo lugar el 29 de octubre. Cuando la guerra estaba ya prácticame­nte perdida, el alto mando alemán decidió, a espaldas del f lamante gobierno, quemar sus últimas naves y enviar a la

MAR BÁLTICO

DANZIG PRUSIA OCC.

POZNAN

CHECOSLOVA­QUIA PRUSIA ORIENTAL

SILESIA mientras que la orilla occidental del Rin fue ocupada por tropas aliadas.

El Tratado de Versalles obligaba a renunciar específica­mente a la unión entre Austria y Alemania, el largamente anhelado Anchlsuss. La idea contaba con un amplio respaldo popular en ambos estados y sería a partir de entonces un objetivo prioritari­o para los nacionalis­tas alemanes. armada del mar del Norte a combatir a la Royal Navy británica. Ese día comenzó realmente la revolución, cuando los marineros, que ya solo deseaban regresar a casa, se rebelaron y se negaron a embarcarse en una última batalla heroica. Pocos días después, el 3 de noviembre, en la ciudad portuaria de Kiel, los marineros se unieron a los manifestan­tes civiles y desobedeci­eron a los oficiales en concentrac­iones de protesta. Cuando el Ejército disparó sobre ellos, se desató la lucha. Inspirados en la simultánea Revolución rusa, los marineros alzaron la bandera roja. La organizaci­ón de comités de soldados y de trabajador­es, idea también importada de los bolcheviqu­es, se extendió rápidament­e por el país. La revolución fue triunfando por toda Alemania, con levantamie­ntos en los cuarteles y huelgas de solidarida­d. El 9 de noviem-

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