BOND: MATERIAL BOY
50 años de trajes de corte perfecto, gadgets, coches y chicas con exquisitos (y extraíbles) vestidos.
Se estrenó en 1962 y sigue vivita y coleando: estos días lanza su película número 23, Skyfall. Para celebrar el cincuenta aniversario de la franquicia cinematográf ica más longeva, el Bell Lightbox, sede del Festival de Cine de Toronto ( http://tiff.net), acoge hasta el 20 de enero la muestra “Designing 007”. Está dedicada a los aspectos más materiales de las películas: decorados, artefactos, coches y vestidos. Y no olvidemos los diamantes: Teri Hatcher lució un collar de 225.000 dólares en El mañana nunca muere (1997). Aspectos importantes en cualquier producción cinematográfica, pero parte del ADN de James Bond. Ian Fleming, el creador del personaje, insertó en sus novelas el lujoso escapismo materialista que necesitaba el mundo de posguerra y, de paso, creó la fantasía suprema de cualquier varón heterosexual del planeta: coche de aúpa, chica despampanante y licencia para matar. LA EXPOSICIÓN recrea algunos sets inolvidables, como la cama sobre la que yace una chica muerta pintada de oro en Goldf inger, y repasa los exóticos lugares que ha visitado el espía trotamundos, algunos de ellos inexistentes, como la isla caribeña de San Monique de Vive y deja morir. Recorrer la indumentaria de la franqui- cia es repasar la historia de los trapos de lujo del último medio siglo: Armani, Givenchy, Gucci, Rifat Ozbek, Prada, Óscar de la Renta, Philip Treacy... Las grandes estrellas de la exposición, claro está, son los gadgets: desde una maleta bomba ( Desde Rusia con amor, 1963) hasta una cámara que se convierte en rifle ( Licencia para matar, 1989). Texto: R. B.