BOTONES Y MANGAS

Un salto de gigante Para El Mundo de la Moda

Si nos vestimos cada mañana al estilo occidental, es gracias a estos dos avances medievales. Las túnicas de la Antigüedad, a pesar de los vaivenes de la moda, siempre eran amplias: debían permitir pasar cabeza y brazos con holgura. La indumentaria se sujetaba con broches y hebillas y, si hacía frío, se recurría al manto. la ropa entallada que lucieron las damiselas a partir del siglo xii (arriba ve- mos varias en una ilustración de 1484) fue fruto de un invento de importancia inversamente proporcional a su tamaño: el botón. Los tejidos medievales eran muy poco elásticos. Gracias a los botones fue posible ceñir corpiños y cuellos, así como abrir y cerrar mangas estrechas. Al principio, el botón era un objeto de lujo, confeccionado en materiales preciosos y vendido por joyeros. Lucir largas botonaduras era una manera de ostentar riqueza. Más adelante empezaron a fabricarse en materiales más corrientes, como cobre, latón o vidrio, aunque los más pobres siguieron conformándose con cintas y ropa holgada. las mangas eran, en realidad, de quita y pon, tanto para vestirse con facilidad como para cuidarlas. En la Edad Media, lavar la ropa era un proceso arduo, que requería ir a buscar agua, calentarla, mezclarla con ceniza y frotar vigorosamente, así que las damas cambiaban sus mangas de estar por casa por otras más vistosas cuando salían a la calle. En los torneos, la manga de un traje podía entregarse como prenda a un caballero, que la anudaba a su lanza o su coraza.